A él le toca crecer, y a mí menguar. (Juan 3:30)
Es normal que el ser humano tenga el deseo de triunfar.
Ahora, cuando buscamos hacer la voluntad de Dios, nuestro deseo personal debe pasar al segundo plano.
En la obra de Dios lo principal es su reino.
Por eso, cuando ayudamos en la obra de Dios, nuestra voluntad debe menguar.
Buscar el reino de Dios no es una carrera en busca del éxito, sino una misión en la que se nos exige entrega.
Justamente cuando nos entregamos a la voluntad de Dios, él nos sorprende y nos bendice más y más.
Cuando menguamos, Dios crece en nuestra vida y su presencia nos satisface.
Menguar no quiere decir que sucumbiremos.
Todo lo contrario.
Cuando dejamos de lado nuestra voluntad atraemos los ojos de Dios y recibimos su protección.
Coloca a Dios en primer lugar.
Dedícate a hacer la voluntad de Dios y él te sorprenderá.
Recuerda que nuestro crecimiento debe servir para que el nombre de Jesús se engrandezca.
Sé voluntario en tu iglesia local.
Ayuda al crecimiento de la obra de Dios en tu región.
Para orar:
Señor, quiero hacer tu voluntad.
Fortaléceme para que yo pueda ser un buen siervo en tu obra.
Tu reino tiene la prioridad y hacer tu voluntad me hace feliz. Amén.
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