Para mantener encendida una hoguera de leña, debes ponerle leña con frecuencia.
Si dejas de echarle leña al fuego, la llama perderá poco a poco su intensidad y su calor.
La esperanza, como una llama, debe alimentarse para que se mantenga encendida.
Y el combustible que mantiene firme la esperanza es la Palabra de Dios.
A través de la Biblia conocemos y accedemos a las promesas del Señor, manteniéndolas encendidas en nuestro corazón.
Dios es fiel en cumplir todas sus promesas, por eso debemos vivir conforme a la Palabra de Dios.
Mantenemos encendida la llama de la esperanza cuando permanecemos en las promesas del Señor a través de las Escrituras.
Cuanto más creemos y buscamos a Dios, más radiante se vuelve nuestra esperanza.
¡No permitas que se apague la llama de la esperanza!
El que prometió es fiel en cumplir todas las promesas.
Sigue creyendo, buscando y permaneciendo en su Palabra.
3 formas de mantener la llama de la esperanza siempre encendida:
Adquiere el buen hábito de mantener encendida tu fe leyendo la Palabra de Dios.
Estar en contacto con las promesas del Señor alimenta tu esperanza.
Comparte tu esperanza con tus hermanos en la fe.
Cuando compartimos nuestra fe unos con otros, aumentamos nuestra confianza en Dios como iglesia.
Ten comunión con Dios, él es la fuente de las promesas.
Cuando aumentamos nuestra relación con Dios, aumentamos nuestra confianza en él y sus promesas.
Para orar:
Señor, tus promesas llenan mi corazón de fe y valor.
Quiero mantener encendida la llama de la esperanza en ti, así que lléname con tu paz y alegría.
Sé que todas tus promesas se cumplirán en mi vida. Amén.
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