Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Vuelve y reconcíliate

Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda.

-- Mateo 5:23-24

Detente por un momento y piensa si sabes de alguien que esté resentido contigo... 

Cuando surge un malentendido es común que nos sintamos tristes y heridos por la ofensa de otros. 

Esto es así porque, infelizmente, solo tomamos en cuenta nuestro lado de la historia. 

Nos olvidamos de que nosotros también somos maestros en ofender. 

Muchas veces ni siquiera nos damos cuenta de que hacemos y hablamos (o escribimos) cosas que generan amargura y rencor en los demás. 

Con la ayuda de Dios, debemos amar y pedir perdón para que no haya resentimientos.

En los versículos de hoy aprendemos que necesitamos reconciliarnos rápidamente con aquellos que estén resentidos con nosotros. 

Jesús nos muestra en este pasaje que aún antes de ofrendar algo a Dios debemos regresar y reconciliarnos con los que están tristes con nosotros. 

Puede que no haya sido tu intención, pero si cometiste una falta contra alguien, debes ir y pedir perdón. 

Esa actitud será una señal de humildad y obediencia a Dios. 

A él le interesa más que vivamos su amor de forma genuina que recibir algo de nuestras manos. 

Si queremos demostrar amor y gratitud a Dios, necesitamos antes amar y vivir en paz con todos.

¡Reconcíliate hoy!

Piensa por algunos minutos... 

Recuerda si hay alguien que se haya alejado o esté dolido contigo.

Presta atención a la forma en la que te comportas con los que tienes cerca. 

Observa si tu participación en las redes sociales ha servido como campo de guerra y de ofensas.

Podemos cometer faltas de diversa naturaleza: palabras mal habladas, discusiones innecesarias, chismes, deshonestidad, etc. Intenta ponerte en el lugar de la otra persona para comprender por qué está ofendida.

Reconoce que puede que le hayas fallado a esa(s) persona(s) y que necesitas reconciliarte urgentemente.

Ora a Dios, pídele perdón por haberte comportado mal. 

Pídele que te ayude a reconciliarte con la(s) persona(s) que tiene(n) algo contra ti.

Intenta encontrar un buen momento para conversar con la persona ofendida y busca la reconciliación. 

No intentes justificarte, solo reconoce el error y pide perdón.

Ofrece la otra mejilla. Aunque la otra persona te haya herido, da el primer paso para que haya paz entre ustedes.


Para orar:

Señor Dios, perdóname porque fallo y porque me he comportado mal contra ti y contra mi prójimo. 

Ayúdame a reconocer a las personas que están dolidas conmigo por algo que yo haya hecho o dicho contra ellas. 

Yo sé que necesito mejorar. Dame valor y una buena oportunidad para buscarlas y pedirles perdón. 

Enséñame a vivir en paz con todos y transforma mi vida para que yo sea más como tú. 

En el nombre de Jesús oro, amén.

Comentarios

NOVEDADES

Regocijaos en el Señor

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! (Filipenses 4:4) Jesús es el motivo de mi sonrisa, porque en su presencia encuentro la verdadera alegría. No es una alegría pasajera que depende de las circunstancias, sino una paz duradera que trasciende las dificultades. En medio de las dificultades de la vida, puedo confiar en que él está a mi lado, tomándome de la mano y guiándome por el camino seguro. La sonrisa que Jesús pone en mi rostro es un reflejo de su amor inconmensurable. Cuando miro la cruz, recuerdo el sacrificio que él hizo por mí y mi corazón se llena de gratitud. Él me amó primero, incluso cuando todavía estaba perdido. Este amor incondicional me sostiene y me da fuerzas para afrontar cada nuevo día con esperanza. Las promesas de Jesús son fuentes de alegría. Él nos prometió vida abundante y en su palabra encuentro consuelo y dirección. Cuando estoy cansado, encuentro descanso en sus brazos. Cuando estoy triste, él es mi alegría. Cuando soy débil, él es mi f...

¿Qué debo hacer cuando no logro entender?

Lo secreto le pertenece al Señor nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que obedezcamos todas las palabras de esta ley. (Deuteronomio 29:29) Moisés llegaba al final de su vida. Él estaba consciente de que moriría poco después sin lograr entrar a la "Tierra Prometida". En sus últimas palabras para el pueblo de Israel, él afirmó que existen cosas encubiertas para nosotros. Son cosas que no entenderemos jamás en esta vida, pues huyen a nuestra comprensión humana. Hay tres actitudes que nos pueden ayudar a lidiar con lo que no logramos entender: Confianza - Aun cuando no entendamos lo que sucede, podemos confiar en el Señor, pues sabemos que él conoce lo que es mejor para nosotros. Obediencia - No necesitamos entender para obedecer. La confianza nos lleva a obedecer aunque no entendamos todo. Humildad - Obedecer sin comprender, también exige humildad. La humildad nos ayudará a aceptar aquello que no entendemos. Confía y obede...

Conectado con Dios

En el mundo acelerado en el que vivimos, es fácil quedar atrapado en las redes sociales, los juegos, la música y todas las distracciones que nos ofrece la vida moderna.  Pero como cristianos, es esencial que recordemos este versículo: Clama a mí y te responderé; te daré a conocer cosas grandes e inaccesibles que tú no sabes. (Jeremías 33:3) La tecnología nos permite estar conectados con el mundo, pero a veces nos olvidamos de conectarnos con Dios. Él siempre está dispuesto a escuchar nuestras oraciones, responder nuestras preguntas y revelarnos maravillas que van más allá del entendimiento humano. La oración es nuestra conexión directa con Dios. Conectarnos con Dios no significa abandonar nuestra vida cotidiana, sino que lo incluimos en todos los aspectos de la misma. Al comenzar el día con oración, dar gracias por sus bendiciones, buscar su guía en tiempos de duda y compartir su mensaje de amor y esperanza con los demás, estamos verdaderamente conectados con Dios. A medida que bus...