Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Compañero del peregrino


He aquí que yo estoy contigo; yo te guardaré por dondequiera que vayas y te haré volver a esta tierra. No te abandonaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. (Génesis 28:15)

Probablemente, has oído hablar del libro, El Progreso del Peregrino, de John Bunyan. Este clásico de la literatura cristiana presenta analogías interesantes sobre la caminata de fe del cristiano rumbo al cielo. En cierto modo, todos somos peregrinos en la tierra. Nuestra vida es un viaje con desafíos, compañía y destino seguros.

Dios camina a nuestro lado. Si confiamos en Jesús y en su palabra, podemos estar seguros de su maravillosa presencia a nuestro lado. Aunque no entiendas lo que ocurrirá en el transcurso del camino, Dios cuidará de todo y estará allí, firme, acompañándote.

Dios te acompaña en el camino
Da gracias al Señor porque él nunca te abandona.
Ora y entrégale a Dios la ansiedad y la preocupación por los problemas en el camino.
Si en tu camino no alcanzas a ver mucho más allá, recuerda: tu Salvador lo ve y lo sabe todo.
Confía siempre en Dios como tu Padre, amigo, guía, consejero y protector. Más que tu mejor compañero, él es el camino que debes seguir (Juan 14:6).
Únete a otros peregrinos en la fe. Camina al lado de Jesús y acompaña a otros hermanos, animándolos a mantenerse firmes en el camino.

Para orar:
Señor Dios, tú eres mi guía y mi protector. Gracias por ser mi mayor amigo y compañero en todo momento. Aunque me esperen sorpresas o sufrimientos en el camino, estoy seguro de que tú, Señor, estás siempre a mi lado y me sustentarás hasta el final. Quédate siempre con nosotros, con tu pueblo, Padre. Ayúdanos en el camino, porque solos no podemos seguir. Te lo pido y te doy gracias, en el nombre de Jesús. Amén.

Comentarios

NOVEDADES

"¿Debe o no, una iglesia dar el diez por ciento de las ofrendas que recibe?"

"¿Qué dice la Biblia acerca del diezmo?" Diezmar / ofrendar debe ser un gozo, una bendición.  Tristemente, casi nunca es ese el caso en la iglesia de hoy. Diezmar es un asunto con el que muchos cristianos luchan dia a dia. En muchas iglesias locales ponen demasiado énfasis en diezmar. Al mismo tiempo, muchos cristianos rehúsan someterse a la exhortación bíblica tocante a ofrendar al Señor. Diezmar es un concepto del Antiguo Testamento. El diezmo era un requisito de la ley en la cual todos los Israelitas ofrendaban al tabernáculo / templo el 10% de todo lo que ganaban y hacían crecer ( Levítico 27:30; Números 18:26; Deuteronomio 14:23; 2 Crónicas 31:5 ).  El Nuevo Testamento en ninguna parte ordena, o aún recomienda que los cristianos se sometan a un sistema legalista de diezmar.  Pablo declara que los creyentes deberían apartar una porción de sus ingresos a fin de dar soporte a la iglesia ( 1 Corintios 16:1-2 ). El Nuevo Testamento en ningún lugar señala un cierto porcent...

El Señor nos oye en el día de angustia

Que el Señor te oiga en momentos de angustia; que te defienda el Nombre, el Dios de Jacob. (Salmo 20:1) Cuando todo parece desmoronarse y nuestras almas están abatidas, hay una promesa que brilla como la luz en la oscuridad: el Señor nos escucha en el día de la angustia. Este breve, pero profundo versículo, revela el corazón de un Dios que no es indiferente a nuestro sufrimiento. Él no se limita a observar desde lejos, sino que inclina sus oídos al clamor sincero de quienes lo buscan. El salmista habla con certeza: «Que el Señor te oiga…». Nos reconforta saber que no estamos solos cuando el miedo llama a la puerta, cuando los planes fallan o cuando se nos acaban las fuerzas. La oración, en este contexto, no es un acto religioso vacío, sino un encuentro con el Dios vivo, que nos ayuda, nos protege y nos fortalece. Y todavía hay más: «que te defienda el Nombre, el Dios de Jacob». El nombre de Dios no es solo un título. Es una expresión de su carácter, su fidelidad, su pacto. El ...

Eres un canal de bendición para tu prójimo

Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios. Hebreos 13:16) ¿Alguna vez te has parado a pensar en el impacto que tu vida tiene en las personas que te rodean? A menudo creemos que para marcar la diferencia necesitamos hacer grandes cosas, pero la verdad es que cada acto de amor y generosidad cuenta. Una sonrisa, una palabra de aliento o un simple gesto de ayuda pueden transformar el día de alguien. Dios nos ha llamado a ser canales de bendiciones. Él nos da talentos, recursos y oportunidades para compartir con los demás. Cuando tendemos la mano a los necesitados, reflejamos el amor de Cristo y difundimos esperanza. Nuestra vida adquiere un propósito mayor cuando dejamos de mirar solo nuestras propias necesidades y empezamos a ver a los demás con compasión. Incluso en tiempos difíciles, puedes ser un instrumento de Dios. Tal vez una palabra reconfortante tuya sea justo lo que alguien necesita escuchar. Ayudar no es solo dar algo material...