Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Jesús es la resurrección y la vida


Entonces Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera. 
(Juan 11:25)

Esta afirmación de Jesús es muy clara y libertadora, mucho más cuando consideramos el contexto en el que la emitió. 

Jesús no hizo esta declaración en un momento de tranquilidad, sino en una situación de tristeza y de luto debido a la muerte de Lázaro.

Además de confortar a Marta, Jesús reveló su autoridad y su papel en el plan de salvación: «el que cree en mí vivirá, aunque muera». Todo aquel que cree en Cristo, aunque muera, vivirá eternamente. De esta forma, Jesús presentó algo aun más eficaz que la resurrección física: ¡la vida eterna!

Sí, Jesús realizó un gran milagro cuando resucitó a Lázaro y ofreció a todos la salvación eterna a través de su nombre. Todo aquel que cree en su Palabra, aunque se encuentre en una situación de muerte, obtendrá la vida. ¡Y es vida a la que no podrá detener ni siquiera la muerte!

¡Cree en esta palabra, proclama a Cristo y salva vidas eternamente!

Comparte la vida eterna

Usa tus canales de comunicación para compartir la Palabra que trae vida.

Continúa creyendo y alimentando tu fe con la Palabra de Dios.

Considera tu vida como una herramienta para llevar la salvación a las personas. Permite que Dios te use.

Para orar:

Señor, quiero agradecerte por la salvación. Aunque parezca el fin, tú tienes la palabra que trae vida eterna. ¡Tu Palabra resucita, libera y salva! Muchas gracias por tu sacrificio. Amén.

Comentarios

NOVEDADES

Regocijaos en el Señor

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! (Filipenses 4:4) Jesús es el motivo de mi sonrisa, porque en su presencia encuentro la verdadera alegría. No es una alegría pasajera que depende de las circunstancias, sino una paz duradera que trasciende las dificultades. En medio de las dificultades de la vida, puedo confiar en que él está a mi lado, tomándome de la mano y guiándome por el camino seguro. La sonrisa que Jesús pone en mi rostro es un reflejo de su amor inconmensurable. Cuando miro la cruz, recuerdo el sacrificio que él hizo por mí y mi corazón se llena de gratitud. Él me amó primero, incluso cuando todavía estaba perdido. Este amor incondicional me sostiene y me da fuerzas para afrontar cada nuevo día con esperanza. Las promesas de Jesús son fuentes de alegría. Él nos prometió vida abundante y en su palabra encuentro consuelo y dirección. Cuando estoy cansado, encuentro descanso en sus brazos. Cuando estoy triste, él es mi alegría. Cuando soy débil, él es mi f...

¿Qué debo hacer cuando no logro entender?

Lo secreto le pertenece al Señor nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que obedezcamos todas las palabras de esta ley. (Deuteronomio 29:29) Moisés llegaba al final de su vida. Él estaba consciente de que moriría poco después sin lograr entrar a la "Tierra Prometida". En sus últimas palabras para el pueblo de Israel, él afirmó que existen cosas encubiertas para nosotros. Son cosas que no entenderemos jamás en esta vida, pues huyen a nuestra comprensión humana. Hay tres actitudes que nos pueden ayudar a lidiar con lo que no logramos entender: Confianza - Aun cuando no entendamos lo que sucede, podemos confiar en el Señor, pues sabemos que él conoce lo que es mejor para nosotros. Obediencia - No necesitamos entender para obedecer. La confianza nos lleva a obedecer aunque no entendamos todo. Humildad - Obedecer sin comprender, también exige humildad. La humildad nos ayudará a aceptar aquello que no entendemos. Confía y obede...

Conectado con Dios

En el mundo acelerado en el que vivimos, es fácil quedar atrapado en las redes sociales, los juegos, la música y todas las distracciones que nos ofrece la vida moderna.  Pero como cristianos, es esencial que recordemos este versículo: Clama a mí y te responderé; te daré a conocer cosas grandes e inaccesibles que tú no sabes. (Jeremías 33:3) La tecnología nos permite estar conectados con el mundo, pero a veces nos olvidamos de conectarnos con Dios. Él siempre está dispuesto a escuchar nuestras oraciones, responder nuestras preguntas y revelarnos maravillas que van más allá del entendimiento humano. La oración es nuestra conexión directa con Dios. Conectarnos con Dios no significa abandonar nuestra vida cotidiana, sino que lo incluimos en todos los aspectos de la misma. Al comenzar el día con oración, dar gracias por sus bendiciones, buscar su guía en tiempos de duda y compartir su mensaje de amor y esperanza con los demás, estamos verdaderamente conectados con Dios. A medida que bus...