—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos.
Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo.
Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente.
Todos comieron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.
(Lucas 9: 13, 16-17)
En los días más difíciles de la vida es fácil concentrarse en los problemas, en lo que no tenemos o en lo que nos limita e incapacita.
Pero, en los versículos de hoy, se nos anima a confiar y agradecer a Dios por todo lo que tenemos.
Cuando a Jesús lo seguían más de 5000 personas, sus discípulos no sabían cómo iban a conseguir alimentar una multitud tan grande.
Estaban enfocados en lo que no tenían.
La escasez de pan les preocupaba. Pero Jesús preguntó qué tenían...
Eran solo 5 panes y 2 pescaditos...
¡Sí, eso era todo! Sin embargo, Jesús nos muestra que esto fue suficiente para dar gracias a Dios.
No te enfoques en tus necesidades: ¡da gracias por lo que ya tienes!
Da gracias por todo lo que tienes, alaba y busca a Dios de corazón.
Empezando por el aire que respiras, agradece al Señor que te sostiene.
Aunque no tengas posesiones o recursos de este mundo, debes saber que en el cielo hay un tesoro que te espera.
Recuerda, todo lo que tienes, aunque sea poco, es suficiente para estar agradecido.
Por la fe, Cristo puede hacer que su gracia se multiplique y sobreabunde en cada área de tu vida.
Para orar:
Señor Dios, ¡gracias te doy por todo lo que tengo!
Gracias por la vida, por la salud, por la familia, por el sustento, por los amigos, por el trabajo, pero sobre todo, gracias por tu gran amor, revelado en Jesús.
Gracias por tu Palabra que me fortalece y anima día tras día...
No importa cuán difícil sea la vida, tú no abandonas a tus hijos.
Ayúdame a confiar más en ti y enfocarme menos en las circunstancias difíciles. Tú tienes el control.
Sé que puedes multiplicar lo poco que tengo, para tener algo que compartir con los demás.
Señor, miro al cielo y te glorifico por todo lo que tengo y soy. En el nombre de Jesús, te doy las gracias. ¡Amén!
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