al que enmiende su conducta le mostraré mi salvación. (Salmo 50:23)
Agradecer a Dios es una forma de adorarle.
Un corazón agradecido reconoce lo que Dios hace.
Cuando lo reconocemos y le agradecemos le damos la oportunidad a Dios para que bendiga todavía más.
Donde hay gratitud hay un corazón moldeable, listo para ser lleno del Espíritu Santo.
Por otro lado, un corazón ingrato es duro, áspero y no reconoce las cosas buenas que Dios ha hecho.
Infelizmente, eso aleja el favor de Dios.
Un corazón duro solo puede ablandarse a través del perdón.
Después del perdón, la gratitud es el próximo paso para quien quiere andar en los caminos del Señor.
Darle las gracias es una forma de honrar a Dios.
Sé agradecido, él te salvó.
Ofrece gratitud
Comienza cada día agradeciendo a Dios.
Eso hará la diferencia en tu día a día.
Aprende más sobre lo que Dios ya hizo por ti.
Lee la Biblia regularmente.
Antes de quejarte sobre algo, piensa en lo que Dios ha hecho por ti.
En lugar de murmurar, persevera en silencio. Probablemente, cuando terminen los problemas alabarás a Dios.
Para orar:
Señor Dios, ¡muchas gracias por amarme tanto!
Mi corazón se alegra al saber cuán amado soy por ti.
Me salvaste de las cadenas del pecado y me diste la oportunidad de escribir una nueva historia a través de tu Hijo.
Gracias, mi Dios.
¡Tú eres la razón de mi vida! Amén.
Comentarios
Publicar un comentario