Sométanlo todo a prueba, aférrense a lo bueno... (1 Tesalonicenses 5:21)
En este versículo Pablo aconsejó a los hermanos de Tesalónica que estuvieran atentos a las escrituras sobre las profecías que se declaraban en medio de ellos.
El apóstol les aconsejó no despreciar lo profetizado, sino discernir y retener lo que era bueno. Inmediatamente después, Pablo continuó exhortando: "eviten toda clase de mal" (1 Tesalonicenses 5:22).
Dios nos dio acceso total a su Palabra. A través de la Biblia, tenemos la referencia de lo que procede o no de Dios. El discernimiento se activa en nosotros cuando tenemos contacto diario con la Palabra. Cuando nos alejamos de Dios nos hacemos vulnerables. Y debido a la falta de discernimiento o al desconocimiento de las Escrituras, cometemos deslices y retenemos lo que no edifica.
Estar en contacto diario con la Palabra de Dios es el primer paso para los que quieren retener lo que es bueno. El discernimiento es un don espiritual que debe ser una prioridad diaria. La persona que busca a Dios se aleja del mal.
Aferrándote a lo que es bueno
Ten la Palabra de Dios como tu estandarte. Ella nos trae claridad y nos da discernimiento.
Evita las discusiones innecesarias. Pequeñas discusiones pueden generar grandes confusiones.
Busca edificar la vida de tus hermanos. Cuando nuestro objetivo es edificar la vida del prójimo y no juzgarlo, todo mejora.
Para orar:
Señor Dios, quiero aprender más de tu Palabra. Ella me da dirección y discernimiento. Quiero edificar la vida de mis hermanos con una palabra inspirada por ti. En el nombre de Jesús, amén.
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