Porque tú has sido, en su angustia, un baluarte para el desvalido, un refugio para el necesitado, un resguardo contra la tormenta, una sombra contra el calor. En cambio, el aliento de los crueles es como una tormenta contra un muro, como el calor en el desierto. Tú aplacas el tumulto de los extranjeros, como se aplaca el calor bajo la sombra de una nube, y ahogas la alharaca de los tiranos. -- Isaías 25:4-5
Vivimos en un mundo en el que rige la ley del más fuerte. Se margina a los más débiles, se les aparta y se les olvida. Pero Dios va contra la corriente del mundo y ampara a los más necesitados. La fuerza de Dios se ve de forma más clara en contraste a seres tan frágiles y dependientes como nosotros pues su poder se perfecciona en nuestra debilidad. El cuidado y el amor del Padre celestial se extienden y alcanzan hasta al más olvidado de los hombres...
En el texto de hoy leemos que Dios muestra interés por el pobre, es refugio para los necesitados y trae alivio a sus sufrimientos. Tal vez esa es tu condición actual: sientes que vives en medio de una tempestad o un desierto. Recuerda que el Señor Jesús está disponible para ayudarte. En el Salmo 146:9 vemos también que "el Señor protege al extranjero y sostiene al huérfano y a la viuda, pero frustra los planes de los impíos". Entrégate a él y confía con todo tu corazón.
Cree y recibe la gracia de Dios:
Ora y presenta tu situación ante Dios. ¡Él se interesa por ti!
Confía y camina con el Señor. Lee la Biblia cada día, intenta conocer más sobre Dios y sus planes para tu vida.
No te desesperes. Cuando todo parezca estar perdido, busca al Señor Jesús.
Busca ayuda: la provisión y el socorro de Dios pueden venir a tu vida de muchas formas.
Sé agradecido. Aunque sea poco, da gracias por lo que tienes. La Biblia nos enseña a no reclamar y a dar gracias en todo.
Ama al necesitado. Tal vez hoy tienes suficiente como para compartir. Como cristianos, debemos estar atentos a las necesidades de los demás. Intenta ayudar a alguien hoy.
Para orar:
Señor mi Dios, ¡ayúdame! Tú, Señor, conoces mi situación y las necesidades que he pasado. Sobre todas las cosas te necesito a ti en mi vida. Te presento, Señor, mi causa sabiendo que tú eres el Juez justo que cuida de todos los que tienen necesidades y confían en ti. Eres el Dios proveedor de toda la tierra, ayúdame a mí y a todos los que pasan necesidades. Cuida del pobre, del huérfano, del hambriento, del encarcelado, del marginado, del extranjero y del debilitado físicamente. Yo te agradezco por tu amor y tu cuidado. En el nombre de Jesús, amén.
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