Asimismo, nos escogió en él desde antes de la fundación del mundo para que fuéramos santos y sin mancha delante de él. En amor nos predestinó por medio de Jesucristo para adopción como hijos suyos, según el beneplácito de su voluntad.
(Efesios 1:4-5)
Incluso antes de que todo existiera, Dios ya había pensado en nosotros y nos había elegido. Él quería que fuéramos especiales para él, que no hiciéramos nada malo, sino que viviéramos correctamente, como él quiere. Él nos quería cerca, como hijos amados.
Por eso, Dios nos envió a Jesucristo, para mostrarnos su amor y darnos la oportunidad de ser parte de su familia. Jesús murió por nosotros en la cruz para salvarnos y darnos nueva vida.
Todo esto lo hizo porque Dios nos ama mucho y tiene un plan maravilloso para cada uno. Él quiere que vivamos una vida llena de amor, bondad y paz, siguiendo sus enseñanzas.
Por eso, podemos vivir con alegría y gratitud, sabiendo que somos amados por Dios y que él está siempre a nuestro lado. Podemos confiar en su amor, sabiendo que él cuida de nosotros y nos guía en cada paso de la vida. Podemos vivir felices, sabiendo que somos parte de la familia de Dios, y mirando al futuro con esperanza, sabiendo que un día estaremos para siempre a su lado, disfrutando de su infinito amor.
Creados para disfrutar del amor de Dios
Dios nos eligió antes de la creación para ser santos y amados, revelando su plan de hacernos parte de su familia a través de Jesucristo.
Dios desea que vivamos en comunión con él, reflejando su amor y siguiendo sus enseñanzas para una vida llena de paz y propósito.
El amor de Dios nos guía, nos sostiene y nos da esperanza, permitiéndonos vivir con gratitud y confianza bajo su cuidado constante en nuestras vidas.
Para orar:
Señor, en tu infinita bondad, te doy gracias por elegirme antes de la creación del mundo. Que pueda vivir en santidad, reflejando tu amor, siguiendo tus enseñanzas y confiando en tu presencia constante en mi vida. Amén.
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