Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Dios responde nuestras oraciones en el momento preciso


Sabemos que Dios contesta nuestras oraciones, pero no sabemos cuándo. Debido a que no sabemos cuándo nos responderá, nos ponemos ansiosos e incluso impacientes con Dios. Sin embargo, debes entender que el Señor responde nuestra oración en el momento adecuado.

Me mantendré alerta, me apostaré en los terraplenes; estaré pendiente de lo que me diga, de su respuesta a mi reclamo. (Habacuc 2:1)

El profeta Habacuc oró a Dios pidiendo su dirección. El pueblo de Dios estaba perdiendo su identidad, alejándose de los mandamientos del Señor y eso preocupaba al profeta. Habacuc no recibió la respuesta a la oración de inmediato, pero no murmuró. Él esperó atentamente la voz de Dios.

Dios puede respondernos inmediatamente, pero hay situaciones en las que el tiempo es también parte de la respuesta. Así que habla con Dios y espera pacientemente su respuesta. Está atento a las señales y permanece fiel. Puedes estar seguro de que Dios te responderá en el momento preciso.

Dios contesta nuestras oraciones

No le pongas condiciones a Dios. Habla con él y espera su respuesta con paciencia y atención.

Dios contestará tu oración, créelo. Él nunca nos deja sin respuesta. Si aún no ha llegado tu respuesta, espera y sigue orando.

Si hay algo que te aflige, vuelve a orar. Insistir en la oración es un ejercicio de fe.

Para orar:

Señor, quiero hablarte de nuevo. Confío en ti y por eso clamo a ti una vez más, porque no hay nadie que pueda oírme y cambiar mis circunstancias fuera de ti. Háblame, responde mi oración. En tu nombre poderoso, amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

Con Cristo, todo el año es un año nuevo

Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. (Filipenses 3:13-14) El final del año es por lo general un momento de conmemoración, aunque no para todos. Para algunas personas pensar en el próximo año puede causar desánimo: "da igual, todos los años son iguales". No todos actúan de la misma manera ante la expectativa de un año nuevo. La mejor manera de romper con el desánimo es ser sincero con Dios. No hay nada mejor que abrir el corazón y exponer tus expectativas antes del "cambio de año". Dios es misericordioso, él nos oye, y es eso lo que desea que hagamos. Solo el Espíritu Santo es capaz de calmarnos y de confortarnos. ¡Permítele que lo haga! Sé sincero contigo y reconoce todo lo que Dios ha hecho en tu vida. Desarrollar un corazón agradeci...