El tiempo es uno de los bienes más preciosos que tenemos a nuestra disposición. Con él podemos hacer lo que agrada a Dios y así tener días provechosos, o podemos ser negligentes en cuanto a su voluntad y desperdiciar el tiempo que se nos concede en nuestra vida.
Presta atención a lo siguiente: si es tiempo de trabajar y perdemos el tiempo distraídos con otras cosas estamos procrastinando y siendo perezosos.
Pero si, por ejemplo, es tiempo de descansar o de convivencia y solo pensamos en el trabajo estamos fallando, concediéndole más valor, colocándolo en el lugar de la familia y del descanso.
La Biblia nos muestra en este pasaje que todo tiene un tiempo específico.
Por eso debes priorizar lo que es prioritario de verdad y asumir la responsabilidad por el buen uso de tu tiempo.
No lo desperdicies con cosas de menor valor.
Organízate, sé disciplinado y ten equilibrio en la gestión del tiempo.
Con toda certeza te sentirás más satisfecho con tu tiempo si lo percibes como un regalo que Dios te ofrece al darte un nuevo día para vivir y disfrutar. Aprovecha bien tu tiempo hoy: Ora y pide la ayuda de Dios para administrar mejor tu tiempo.
Haz una lista de prioridades y busca dedicar tiempo a las cosas importantes, por ejemplo, tu tiempo a solas con Dios, tiempo con tu familia, la iglesia, el trabajo, los estudios, etc.
Separa unos momentos de tu día para relacionarte con Dios orando y leyendo la Biblia. ¡No pierdas ese tiempo!
Esfuérzate y haz el mejor uso del tiempo destinado a cada actividad de tu vida todos los días. Intenta cumplir con los compromisos y los plazos establecidos en el trabajo, los estudios, la iglesia, la familia, etc.
No dejes de pasar tempo de calidad con tu cónyuge, tus hijos, amigos y hermanos en Cristo. Ten cuidado con el tiempo que empleas excesivamente en las redes sociales, internet, TV y otras tecnologías. Descubre en la Biblia las áreas de tu vida a las que debes dedicar más tiempo o cómo manejar mejor tu tiempo.
Para orar:
Padre, tú eres el Señor del tiempo. Sabes todo sobre mi pasado, diriges mi presente y a ti pertenece el futuro. Perdóname si he desperdiciado mi tempo con cosas sin valor. Por favor, ayúdame a hacer lo mejor que puedo en el momento correcto. Que yo aproveche siempre las oportunidades para glorificarte con mi vida, amando y sirviendo con el tiempo que tengo. Gracias por el tiempo que me concedes este día. En el nombre de Jesús, amén.
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