Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Ora por tu hermano

Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. --Efesios 3:16-17.

La oración es una herramienta eficaz. Orar es hablar con Dios de forma espontánea y verdadera.

Muchas veces, nuestras oraciones expresan nuestras angustias, deseos y pedidos a Dios.

Así como la oración nos ayuda, podemos ayudar a los demás a través de la oración.

Orar por los demás es un ejercicio de amor. 

Cuando oramos por nuestros hermanos, estamos dejando de lado nuestros propios deseos para fijar nuestra atención en la vida del prójimo.

Eso es amor y a Dios le agrada esa actitud.

Cuando dejamos de lado nuestra propia voluntad y hacemos la voluntad del Padre, somos bendecidos.

Jesús es el mejor ejemplo, él abogó a nuestro favor y se entregó por nosotros.

Jesús no pensó en sí mismo sino que pensó en nosotros.

Hoy tenemos la salvación por que un gran Amigo entregó su vida en nuestro lugar.

Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos. -- Juan 15:13

Amar al prójimo es la gran clave para una vida bendecida.

Cuando nos amamos los unos a los otros, todos somos cubiertos por el amor de Dios.

"Yo oro por ti y tú oras por mí" es un ejercicio de amor que debe practicarse todos los días.

Amando a través de la oración

Haz una corta lista con 3 nombres, esto te ayudará a enfocar tu oración diaria.

Está atento a ver si algún amigo o hermano necesita oración.

Intenta estar siempre dispuesto a orar.

Dile a la persona que oraste por ella.

Esta prueba de amor sorprendente puede traerla a Cristo.


Para orar:
Señor, hoy no quiero orar por mi vida sino por la vida de mi hermano (di el nombre de tu amigo). Derrama tu favor, bendice a mi hermano. Que la bendición en su vida sea motivo de alegría y de alabanza a ti. En el nombre de Jesús, mi mejor amigo. Amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

Con Cristo, todo el año es un año nuevo

Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. (Filipenses 3:13-14) El final del año es por lo general un momento de conmemoración, aunque no para todos. Para algunas personas pensar en el próximo año puede causar desánimo: "da igual, todos los años son iguales". No todos actúan de la misma manera ante la expectativa de un año nuevo. La mejor manera de romper con el desánimo es ser sincero con Dios. No hay nada mejor que abrir el corazón y exponer tus expectativas antes del "cambio de año". Dios es misericordioso, él nos oye, y es eso lo que desea que hagamos. Solo el Espíritu Santo es capaz de calmarnos y de confortarnos. ¡Permítele que lo haga! Sé sincero contigo y reconoce todo lo que Dios ha hecho en tu vida. Desarrollar un corazón agradeci...