El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota.
Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!
(Lamentaciones 3:22-23)
¿Te has preguntado alguna vez qué sería de nosotros sin la misericordia de Dios?
Con certeza nuestro rumbo sería la destrucción, la condenación eterna.
El amor de Dios es la razón por la que no somos consumidos.
Cada mañana las misericordias del Señor se renuevan sobre nosotros.
Y es precisamente gracias a su gran amor que estamos vivos hoy.
Agradécele por este nuevo día y confía en la fidelidad de Dios.
La mejor forma de comenzar el día es con el corazón lleno de gratitud ante Dios.
Cuando estimulamos nuestro corazón a alabar y a agradecer a Dios estamos reconociendo todo lo que el Señor ha hecho por nosotros.
El reconocimiento es una forma de alabar y la gratitud es una forma de ofrendar.
Dios quiere relacionarse con nosotros y cada día es un buen día para hablar con él.
Comienza bien el día.
Al despertar haz una oración agradeciendo a Dios por el tiempo de descanso y por la oportunidad de poderte levantar para comenzar un nuevo día.
Aprovecha el momento del café y del desayuno para hacer una lectura bíblica breve.
Comienza las tareas del día oyendo alguna alabanza como música ambiente y aprovecha para unirte a alabar.
Para orar:
Señor Dios, muchas gracias por el privilegio de poder comenzar un nuevo día.
¡Cuán bueno es entrar en tu presencia y hablar contigo!
Yo sé que me escuchas, me amas y por eso te doy gracias. Amén.
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