Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos.
(Gálatas 5:24)
Después que salieron de Egipto, los israelitas comenzaron a quejarse frente a las dificultades que enfrentaban. Influenciados por un grupo de extranjeros que vivía entre ellos, empezaron a murmurar diciendo que añoraban la comida que habían tenido en Egipto.
Además, se quejaron de que ahora solo tenían maná para comer (Números 11:4-9).
Por eso, Dios anunció que les mandaría carne para que comieran, lo que sucedió cuando el campamento israelita se cubrió de codornices.
Mientras ellos comían la carne, una gran plaga se esparció por el pueblo y muchos murieron.
Ellos llamaron aquel lugar "Quibrot Hatavá", que significa en hebraico "sepulturas de la glotonería" o "sepulturas del deseo" (Números 11:31-34).
Muchos deseos son nocivos para nosotros y pueden llevarnos a la destrucción.
Algunos deseos de nuestra carne deben ser "crucificados".
Cuando no "sepultamos" esos deseos, arriesgamos ser "sepultados" por causa de ellos.
¿Cuáles son los deseos que están destruyendo tu vida?
Necesitamos identificar y renunciar a esos deseos de la carne que pueden traer destrucción a nuestras vidas. "Sepulta" esos deseos para que ellos no te "sepulten" a ti.
Identifica y renuncia
Ora al Señor y pídele que te ayude a identificar los deseos de la carne a los que has dado vía libre y que han traído destrucción a tu vida.
Toma la decisión de renunciar a esos deseos delante de Dios.
Procura vivir una vida llena del Espíritu Santo para que no satisfagas los deseos de la carne (Gálatas 5:16).
Para orar:
Dios, examina mi corazón y muéstrame cuáles son los deseos de la carne que han traído destrucción a mi vida y a mi relación contigo.
Lléname de tu Espíritu para que yo pueda renunciar a estos deseos y que yo consiga vivir una vida que te agrade solamente a ti.
En el nombre de Jesús, amén.
Comentarios
Publicar un comentario