¿Por qué se nos hace tan fácil recordar los momentos malos? Infelizmente, esos recuerdos pueden impedirnos avanzar en algunas áreas de nuestra vida. Esa trampa nos puede llevar a una espiral de pesimismo e ingratitud.
Para luchar contra eso, tenemos que esforzarnos en recordar los buenos momentos. Alimentar nuestra fe es un ejercicio diario. No hay mejor forma para fortalecer nuestra fe que recordar lo que Jesús ha hecho por nosotros.
Pero algo más me viene a la memoria, lo cual me llena de esperanza: El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. (Lamentaciones 3:21-22)
Pero algo más me viene a la memoria,
lo cual me llena de esperanza:
El gran amor del Señor nunca se acaba,
y su compasión jamás se agota.
(Lamentaciones 3:21-22)
¡Trae a tu memoria todo lo que Dios ha hecho por ti! Lee la Palabra y ve las maravillas que Dios ha hecho a favor de todos los que creen en él. Persigue sus promesas, anima tu corazón y vuélvete hacia la meta que es Jesucristo. Crea el buen hábito de agradecer, recuerda lo que Dios ha hecho por ti. Cree, porque él hará cosas más grandes.
Trae esperanza a tu memoria
Reserva un momento para orar y para recordar las cosas maravillosas que Dios ha hecho por ti.
Lee la Palabra de Dios. Llena tu mente de esperanza y fe.
Recuerda que lo mejor de Dios todavía está por llegar. ¡No te desanimes!
Para orar:
Señor, a veces los pensamientos malos quieren dominarme. ¡Ayúdame a olvidarlos! Quiero recordar todas las cosas buenas que has hecho por mí, ¡y son tantas!
(habla con Dios sobre momentos buenos que él ha traído a tu vida)
Te estoy muy agradecido, Señor, porque nunca me has abandonado. En el nombre de Jesús, amén.
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