En la reflexión de hoy se nos invita a adoptar muchas actitudes que nos dirigen a vivir más cerca del Señor y de sus principios, alejándonos, al mismo tiempo, del pecado.
Lávense, límpiense: Nuestra naturaleza corrupta está manchada de pecado. Afortunadamente, tenemos un Salvador que nos purifica, Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Apartar las obras malvadas: Esta es una actitud intencional que todo converso debe adoptar: actuar sin maldad, sin engaño, injusticia y corrupción.
Dejar de hacer el mal: La aplicación práctica es dejar, parar. Abandonar conductas dañinas y buscar la transformación a través del arrepentimiento. Debemos alejarnos de las prácticas pecaminosas, o aquellas que conducen al error y al mal.
Aprender a hacer el bien: Aquí la instrucción es actuar con justicia y compasión. Haz lo que es correcto y bueno. Ver e imitar las buenas lecciones. Busca oportunidades para hacer buenas obras y mostrar amor a los demás.
Buscar la justicia: Dios en Su Palabra nos advierte varias veces sobre la necesidad de buscar su Reino y su Justicia. Necesitamos defender la justicia y actuar de manera justa en todas las situaciones.
Reprender al opresor: No tolerar la opresión y confrontar a quienes oprimen a otros.
Garantizar y defender los derechos de los huérfanos y las viudas: Defender los derechos de las personas vulnerables, como los huérfanos, las viudas y otras personas necesitadas, garantizando que sean tratados con justicia, mostrándoles amor, compasión y cuidado.
¡Son muchos los desafíos, pero en todos podemos contar con la ayuda de nuestro Dios!
Para orar:
¡Señor Dios, tú eres el Dios de toda bondad, justicia y rectitud! Ayúdame a vivir de una manera que te agrade. Padre, lávame en la preciosa sangre de Cristo y purifica mi vida de todo mal. Dame fuerza para rechazar el pecado y no hacer el mal. Enséñame a hacer el bien correctamente. Dame valor para buscar tu justicia y no estar de acuerdo con los opresores de este mundo. Ayúdame a amar y ayudar a los más necesitados a ver tu amor a través de mi vida. En el nombre de Jesús, oro. ¡Amén!
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