Seguramente te has sentido angustiado en algún momento de tu vida, triste por una situación o desamparado por una tragedia. Desde los problemas más sencillos en el trabajo hasta los momentos más difíciles, es bueno contar con alguien que nos escuche en medio de esas situaciones.
Pero yo clamaré a Dios,
y el Señor me salvará.
Mañana, tarde y noche
clamo angustiado, y él me escucha.
(Salmo 55:16-17)
Aquí el salmista cuenta con que Dios lo escucha. Él confía que el Señor lo oye, que no está solo en las dificultades, sino que el Dios Todopoderoso está presente y es capaz de actuar. Eso es así porque, más que un oyente, Dios es Salvador y es capaz de rescatarte de los peores lugares.
Confía en Dios, pues él está contigo en todo momento. El Señor está presente y puede ser un refugio para tu alma el día entero y todos los días de tu vida.
Clama, pues él te escucha
Ora a Dios y lleva ante él tus mayores dificultades.
Abre tu corazón delante del Señor, pues él es el Salvador y te puede ayudar.
Ora tan pronto te surge un problema, no lo dejes para el último minuto.
Para orar:
Señor, mi buen Dios, he pasado por muchos problemas y solamente en ti encuentro una salida. Te ruego que me ayudes en medio de todas mis dificultades, en el trabajo, en la familia, en la iglesia. Que la paz del Señor Jesús llene mi corazón. En el nombre de Jesús, amén.
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