No tengo plata ni oro —declaró Pedro—, pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!
(Hechos 3:6)
En una ocasión, cuando los apóstoles caminaban hacia el templo, vieron a un hombre que pedía limosna.
Era un hombre lisiado y no podía trabajar.
Ante una persona tan necesitada, estar "con las manos vacías" no era un problema, ya que los apóstoles tenían algo más valioso.
Evalúa tu vida en este momento: ¿qué es lo más valioso para ti? ¿Es algo que puedes tener en tus manos?
Verás, nuestra fe en Cristo es la mayor seguridad que podemos tener en la vida, y es nuestro camino a la salvación.
Ellos confiaron en el poder del nombre de Jesús. ¿Confías tú en que el nombre de Cristo es capaz de suplir tus necesidades?
Solo cree, levántate y alaba al Señor por todo lo que ha hecho en tu vida.
Toma tu camilla y camina
Ruega al Señor por una fe renovada.
Comprende que tu posesión más preciada es espiritual, no física.
Lleva esta bendición inmaterial de salvación a tu prójimo.
Para orar:
Señor, creador de los cielos y de la tierra, que sanaste a aquel lisiado por el poder del nombre de Jesús, te pido que renueves mi fe.
Ayúdame a creer en tu poder para cambiar mi vida.
Te entrego mis necesidades y confío en que me puedes ayudar.
Esto te lo pido, en el nombre de Jesús. Amén.
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