Puse en el Señor toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. (Salmo 40:1)
Todos tenemos fe. ¿Dónde pones la tuya? ¿En el poder? ¿En la salud? ¿En la belleza? Más que tener fe, lo importante es ponerla en el lugar correcto. Pon tu fe en Dios, pues solo él puede cambiar tus circunstancias y darle la vuelta a cualquier situación.
Cuando depositamos nuestra esperanza en Dios, él se mueve. La confianza es un elemento básico de nuestra relación con Dios. Sin fe es imposible agradarle.
Poner nuestra confianza en Dios es un gran paso para que nuestra fe produzca frutos. Dios nos socorre en el momento oportuno y nuestra esperanza se renueva en él.
Confía en Dios
Confiar en Dios es un ejercicio de fe. La fe viene por el oír de la Palabra de Dios.
Si le has hecho una petición a Dios, espera. Mantén viva tu fe. Dios actuará en el momento correcto.
Si confiamos, debemos mantenernos tranquilos. Por eso, cálmate y recuerda que Dios está contigo.
Para orar:
Señor mi Dios, mi confianza está puesta en ti. En tus manos me siento seguro, por eso estoy tranquilo. En el nombre de Jesús, amén.
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