Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Dios capacita a los llamados

 

Y se le apareció el ángel del SEÑOR, y le dijo: ¡El SEÑOR está contigo, oh valiente guerrero! (Jueces 6:12)

Este versículo no tiene solo un mensaje para Gedeón, sino para todos nosotros.

Gedeón se escondía por temor a los enemigos que lo rodeaban, pero Dios lo llamó “valiente guerrero”. Esto nos muestra que Dios ve más allá de nuestras circunstancias y debilidades. Él nos ve a través del lente de su propósito y poder. Cuando nos sentimos débiles, incapaces o con miedo, debemos recordar que el Señor está con nosotros y que él nos fortalece.

Es posible que estés enfrentando luchas que parecen insuperables. Tal vez sean problemas familiares, dificultades financieras o desafíos personales que ponen a prueba tu fe. En medio de todo esto, escucha la voz del Señor que te dice: "Yo estoy contigo". Su presencia transforma la debilidad en fuerza y la inseguridad en valor.

Dios no llama a los calificados, él capacita a los llamados. Como Gedeón, somos llamados a ser guerreros valientes, no por nuestra fuerza, sino por la fuerza del Señor que habita en nosotros. Cree en el potencial que Dios ve en ti. Confía en que él está a tu lado, guiando cada uno de tus pasos, peleando tus batallas y trayendo la victoria.

¡Levántate, guerrero poderoso! Dios está contigo. ¡Camina con confianza, sabiendo que, con el Señor, eres más que vencedor!

Dios capacita a los que llama

Confía en Dios: recuerda que él te capacita y te fortalece diariamente.

Ora constantemente: busca la presencia de Dios para que te guíe y te dé valor para luchar las batallas.

Actúa con fe: enfréntate a los desafíos con la seguridad de que Dios está contigo en cada situación.

Para orar:

Señor, tal como lo hizo Gedeón, reconozco que estás conmigo. Capacítame para enfrentar los desafíos del día a día con valentía y fe. Que mi vida sea testimonio de tu poder transformador. Guíame en cada paso, para que pueda glorificarte en todo. Amén.

Comentarios

NOVEDADES

Regocijaos en el Señor

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! (Filipenses 4:4) Jesús es el motivo de mi sonrisa, porque en su presencia encuentro la verdadera alegría. No es una alegría pasajera que depende de las circunstancias, sino una paz duradera que trasciende las dificultades. En medio de las dificultades de la vida, puedo confiar en que él está a mi lado, tomándome de la mano y guiándome por el camino seguro. La sonrisa que Jesús pone en mi rostro es un reflejo de su amor inconmensurable. Cuando miro la cruz, recuerdo el sacrificio que él hizo por mí y mi corazón se llena de gratitud. Él me amó primero, incluso cuando todavía estaba perdido. Este amor incondicional me sostiene y me da fuerzas para afrontar cada nuevo día con esperanza. Las promesas de Jesús son fuentes de alegría. Él nos prometió vida abundante y en su palabra encuentro consuelo y dirección. Cuando estoy cansado, encuentro descanso en sus brazos. Cuando estoy triste, él es mi alegría. Cuando soy débil, él es mi f...

¿Qué debo hacer cuando no logro entender?

Lo secreto le pertenece al Señor nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que obedezcamos todas las palabras de esta ley. (Deuteronomio 29:29) Moisés llegaba al final de su vida. Él estaba consciente de que moriría poco después sin lograr entrar a la "Tierra Prometida". En sus últimas palabras para el pueblo de Israel, él afirmó que existen cosas encubiertas para nosotros. Son cosas que no entenderemos jamás en esta vida, pues huyen a nuestra comprensión humana. Hay tres actitudes que nos pueden ayudar a lidiar con lo que no logramos entender: Confianza - Aun cuando no entendamos lo que sucede, podemos confiar en el Señor, pues sabemos que él conoce lo que es mejor para nosotros. Obediencia - No necesitamos entender para obedecer. La confianza nos lleva a obedecer aunque no entendamos todo. Humildad - Obedecer sin comprender, también exige humildad. La humildad nos ayudará a aceptar aquello que no entendemos. Confía y obede...

Conectado con Dios

En el mundo acelerado en el que vivimos, es fácil quedar atrapado en las redes sociales, los juegos, la música y todas las distracciones que nos ofrece la vida moderna.  Pero como cristianos, es esencial que recordemos este versículo: Clama a mí y te responderé; te daré a conocer cosas grandes e inaccesibles que tú no sabes. (Jeremías 33:3) La tecnología nos permite estar conectados con el mundo, pero a veces nos olvidamos de conectarnos con Dios. Él siempre está dispuesto a escuchar nuestras oraciones, responder nuestras preguntas y revelarnos maravillas que van más allá del entendimiento humano. La oración es nuestra conexión directa con Dios. Conectarnos con Dios no significa abandonar nuestra vida cotidiana, sino que lo incluimos en todos los aspectos de la misma. Al comenzar el día con oración, dar gracias por sus bendiciones, buscar su guía en tiempos de duda y compartir su mensaje de amor y esperanza con los demás, estamos verdaderamente conectados con Dios. A medida que bus...