Imagínate si tuviéramos un superpoder que borrara nuestras faltas dándonos la oportunidad de volver a empezar de manera correcta.
Nos permitiría aprender de nuestros errores y hacer las cosas mejor.
Sería increíble, ¿no crees?
Tengo la satisfacción de informarte que ya tienes ese poder y puedes utilizarlo cuantas veces lo desees.
Se llama perdón.
Dios derramó su misericordia a través de Cristo y nos dio la oportunidad de reescribir nuestra historia.
Él nos perdonó:
Yo soy el que por amor a mí mismo
borra tus transgresiones
y no se acuerda más de tus pecados. (Isaías 43:25)
El perdón es poderoso, puede acabar con una guerra, restaurar relaciones, reunificar amistades, borrar traumas y salvar vidas.
Perdonar no es fácil, pero será siempre lo mejor que podamos hacer.
Es debido al perdón que estamos vivos (Lamentaciones 3:22).
Perdonar no es retroceder. Todo lo contrario, perdonar es avanzar, es perfeccionarse en el amor (1 Juan 4:17-18).
¡Perdona!
No permitas que las cadenas de la herida y del remordimiento te inmovilicen.
Usa el superpoder del perdón.
Perdonar no es retroceder ni acobardarse. Perdonar es superar y avanzar.
Perdona y tú también recibirás perdón (Mateo 6:14).
Perdonar alivia el corazón y la mente.
Experiméntalo.
Para orar:
Señor, somos fruto de tu perdón.
¡Muchas gracias por tu amor perfecto!
Enséñame a perdonar.
Quiero avanzar en fe y experimentar más de tu amor.
Moldea mi corazón. En el nombre de Jesús, amén.
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