Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Superando el miedo

 

Así que no temas, porque yo estoy contigo;

no te angusties, porque yo soy tu Dios.

Te fortaleceré y te ayudaré;

te sostendré con mi diestra victoriosa.

(Isaías 41:10)

El miedo es una reacción natural que demostramos ante una situación de peligro. 

También puede ser paralizador si no lidiamos con él de la manera correcta. 

La Biblia dice que el verdadero amor expulsa el miedo o el temor (1 Juan 4:18). 

Jesús también mencionó que no debemos temer lo que (o a quien) puede causarle mal a nuestro cuerpo. 

Antes deberíamos temer al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno (Mateo 10:28).

Hay muchas cosas temibles en la vida, pero nada debería quitarnos nuestra paz espiritual ni la seguridad real y completa que Dios nos concede. 

La fe debe traer certeza y convicción de la presencia del Señor. 

Más que saber o sentir, la confianza en el Señor es lo que te ayudará a vencer todo miedo.

No temas, el Señor está contigo

Frente al miedo hay 3 posibles actitudes: detenernos, huir o enfrentar. 

¡Deja de sufrir! 

Dios te fortalece para enfrentar y vencer todos tus miedos.

¡Ora! Echa sobre el Señor toda tu ansiedad y temor. 

Dios no desampara a los que confían en él.

Andar con Jesús nos da valor. 

Eso no quiere decir que no sintamos miedo, sino que confiamos plenamente en el Señor.

Creer es una decisión que debemos reavivar diariamente. 

Lee la Biblia y alimenta tu corazón con fe, amor y esperanza todos los días.

Dios nos anima como hijos a no temer ningún peligro pues él mismo nos protegerá.


Para orar:

Señor Dios, tú conoces mi corazón y sabes de todos mis temores. 

Perdona mi falta de fe y ayúdame a confiar que tu presencia me sustenta todos los días de mi vida. 

Dame fuerzas y osadía para superar el miedo y ser más valiente por tu gran poder. 

Confío en ti y en tu Palabra. Por fe, no temeré. Amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

Con Cristo, todo el año es un año nuevo

Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. (Filipenses 3:13-14) El final del año es por lo general un momento de conmemoración, aunque no para todos. Para algunas personas pensar en el próximo año puede causar desánimo: "da igual, todos los años son iguales". No todos actúan de la misma manera ante la expectativa de un año nuevo. La mejor manera de romper con el desánimo es ser sincero con Dios. No hay nada mejor que abrir el corazón y exponer tus expectativas antes del "cambio de año". Dios es misericordioso, él nos oye, y es eso lo que desea que hagamos. Solo el Espíritu Santo es capaz de calmarnos y de confortarnos. ¡Permítele que lo haga! Sé sincero contigo y reconoce todo lo que Dios ha hecho en tu vida. Desarrollar un corazón agradeci...