Yo no confío en mi arco, ni puede mi espada darme la victoria; tú nos das la victoria sobre nuestros enemigos, y dejas en vergüenza a nuestros adversarios. ¡Por siempre nos gloriaremos en Dios! ¡Por siempre alabaremos tu nombre! Selah (Salmo 44:6-8)
Podemos ser fuertes y perseverantes, pero solo Dios nos puede dar la victoria. Cuando el salmista escribió esas palabras, él sabía muy bien de qué hablaba. Sin Dios, ni nuestra fuerza ni nuestra voluntad son suficientes para que alcancemos la victoria.
Sin embargo, debemos continuar alabando a Dios aun en los peores momentos pues solo él puede darle la vuelta a una temporada difícil. Dios es quien determina todas las cosas y es por él que obtenemos la victoria. Busca el crecimiento, fortalécete, pero sobre todas las cosas, confía en Dios.
Cuando invertimos nuestros esfuerzos en buscar a Dios, nos enfocamos en lo que es correcto. De esa forma crecemos en gracia, de fe en fe y de gloria en gloria.
Confiando en Dios
Crecemos en nuestra confianza en Dios cuando conocemos más sobre sus hechos. Lee la Biblia regularmente.
La vida es un ejercicio de fe. Ejercer la fe es un acto de confianza en Dios.
Al buscar a Dios nos damos cuenta de nuestras limitaciones. Es así como pasamos a confiar más en él que en nuestra propia capacidad.
Para orar
Dios, toda capacidad viene de ti. Aun en los momentos más difíciles, solo tú puedes conceder la victoria. Guarda mi vida y capacítame según tu Palabra. En el nombre de Jesús, amén.
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