Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Agradece a Dios por el trabajo

En medio de las responsabilidades diarias, a menudo nos olvidamos de reconocer lo privilegiado que es tener trabajo que hacer. 

En Colosenses 3:23-24, la Palabra de Dios nos recuerda:

Y todo lo que hagan, háganlo de buen ánimo como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. ¡A Cristo el Señor sirven! 

Estas palabras nos inspiran a ver cada tarea, por simple que sea, como una oportunidad para glorificar a Dios. 

Cuando expresamos gratitud por nuestro trabajo, reconocemos que es Dios quien nos fortalece y sostiene cada día. 

Él nos da habilidades, oportunidades y recursos para cumplir con nuestras responsabilidades y contribuir al bienestar de nuestras familias y comunidades. 

Además, nuestro trabajo es una forma de servir a los demás y demostrar el amor de Cristo al mundo. Cuando desempeñamos nuestras tareas con integridad, dedicación y excelencia, damos testimonio del poder transformador del Evangelio. 

Cultivemos un corazón que agradece a Dios por cada oportunidad laboral que nos brinda. Tengamos una actitud de alabanza y adoración, reconociendo que todo buen don proviene del Padre celestial. 

Que el Señor nos bendiga y fortalezca en nuestra jornada laboral, para que podamos seguir honrando su nombre en todo lo que hagamos. 

Dios, ¡muchas gracias por mi trabajo!

Toma un momento cada día para agradecer a Dios por tu trabajo, reconociendo su provisión y buscando su guía.

Comparte testimonios sobre las bendiciones y desafíos de tu trabajo, destacando la fidelidad de Dios en todas las circunstancias.

Muestra gratitud a través de tu trabajo, sirviendo a los demás con amor y excelencia, reflejando la bondad de Dios en tus acciones.

Para orar:

Señor, te doy muchas gracias por el trabajo que me has dado. Ayúdame para que mi trabajo sea una alabanza para ti. Permíteme servir con integridad, reflejando tu bondad. Guíame en cada paso. Que mis manos glorifiquen tu nombre. Amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...