Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Sé valiente, Dios nunca te abandonará


Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará. (Deuteronomio 31:6)

¡Valentía! Cuando Moisés declaró estas palabras Josué estaba entrando en un nuevo nivel, diferente de todo lo que había presenciado. Al igual que él, no debes temer a los nuevos desafíos. Si están frente a ti es justamente porque Dios te está dando una oportunidad para que crezcas más.

Esa nueva tierra puede ser un empleo, estudiar una nueva carrera o hasta un cambio de actitud. Coloca a Dios y su palabra como referencial y sé valiente.

Cuando tenemos a Jesús como nuestro norte no nos sentimos perdidos o desamparados. Josué entró a una tierra llena de desafíos, pero Dios nunca le abandonó. Como hijos de Dios contamos con la presencia permanente del Padre en nuestras vidas y por eso, no hay razón para temer. ¡Avancemos en fe, firmes en la Palabra, y conquistemos la tierra que Dios nos prometió!

Avanzando con valor:

Agradece a Dios por los nuevos desafíos. Pídele que aparte todo espíritu de miedo que te impide avanzar en sus caminos.

Medita en la palabra de Dios. Cuando leemos la Biblia reconocemos sus promesas y la misma palabra de Dios nos orienta sobre cómo adueñarnos de ellas.

Comparte tu desafío con un hermano de confianza. Pide su ayuda en oración.

Para orar:

Señor Jesús, quiero agradecerte por esta nueva oportunidad. Quiero corresponder y superar este desafío. Por eso deposito en ti mi confianza. Aparta de mí todo sentimiento de miedo o pavor. Sé que estás a mi lado y quiero continuar junto a ti, avanzando en fe. En el nombre de Jesús, amén.

Comentarios

NOVEDADES

Caminando con Cristo

Muchas veces, en nuestro caminar con Dios, podemos sentir que todavía estamos lejos de ser perfectos. Nos enfrentamos a luchas, fracasos y momentos en los que pensamos que no estamos progresando como nos gustaría.  Pero el apóstol Pablo nos recuerda en Filipenses 3:12-14 que no importa cuán imperfectos seamos o cuántos errores hayamos cometido en el pasado, Dios nos llama a seguir adelante. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14) No necesitamos quedarnos estancados en el pasado. En Cristo, tenemos una nueva oportunidad cada día. Lo más importante es seguir avanzando, manteniendo siempre la mirada fija en el objetivo, que es n...

Dios puede animar tu día

Hoy compartimos una verdad transformadora: el poder de Dios es capaz de animar tu vida diaria. En medio de la adversidad, es reconfortante saber que tenemos un Dios que está siempre a nuestro lado, dispuesto a fortalecernos y animarnos. La Palabra de Dios asegura en Isaías 41:10: Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10) Es una promesa fortalecedora que muestra que Dios no solo está con nosotros, sino que también nos permite vencer los desafíos. Cuando el día se sienta pesado, recuerda Filipenses 4:13: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". No nos enfrentamos solos a los desafíos: el Señor nos acompaña y nos capacita para superar cualquier situación. Además, cada mañana la misericordia de Dios es nueva (Lamentaciones 3:22-23), brindándonos un nuevo día lleno de oportunidades para experimentar el amor y el aliento divinos. Por tanto, deja tu día en ...

¡Exalta al Señor con tus alabanzas!

Alaben al SEÑOR, porque es bueno: ¡Porque para siempre es su misericordia! (Salmo 136:1) En la lucha o en la alegría, nuestro llamado es el mismo: exaltar al Señor con nuestras alabanzas. La alabanza es más que una canción. Es una expresión viva de nuestra fe, una declaración de que Dios es soberano, sin importar las circunstancias. Cuando alabamos a Dios, algo poderoso sucede en nosotros. El desánimo se desvanece, las dudas se disipan y la presencia de Dios se hace más real. La alabanza nos recuerda quién es Dios: fiel, justo, amoroso, poderoso. Él es digno de todo nuestro reconocimiento, no solo cuando todo va bien, sino también cuando enfrentamos el valle de sombra de muerte. Exaltar al Señor con toda alabanza es un acto de entrega y confianza. Es decir con el corazón: «Señor, te adoro no por lo que haces, sino por quién eres». En medio del dolor, alaba. En un buen día, alaba. En cada etapa de tu vida, alza la voz y glorifica a aquel que nunca falla. La alabanza transforma el entorn...