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Mostrando entradas de octubre, 2024

Paz en medio de la guerra

Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4:7) La paz que viene de Dios no se compara para nada con la paz (felicidad, seguridad y estabilidad) que el mundo puede dar. No se trata de una paz frívola o fantasiosa. Es una paz real que podemos disfrutar aun cuando estemos pasando por guerras o aflicciones por todos lados. ¡Dios es la fuente de paz verdadera! Esta paz no es sinónimo de que todo nos va bien, sino que es señal de que nuestro corazón está anclado en la Roca Eterna que nos afirma y sustenta siempre. Sí, esta paz de Dios excede todo entendimiento. No es pasajera ni depende de las circunstancias. Su paz coexiste con el sufrimiento y llena el corazón de consuelo aun cuando enfrentemos valles y tinieblas en la vida. No estés ansioso. Confía que Dios continúa en control de todo y él sustentará tu corazón y tu mente en la fuerza de Jesús. La paz de Dios guarda el corazón Ora y pide la paz de Dios. Él apa

Trayendo esperanza a la memoria

¿Por qué se nos hace tan fácil recordar los momentos malos? Infelizmente, esos recuerdos pueden impedirnos avanzar en algunas áreas de nuestra vida. Esa trampa nos puede llevar a una espiral de pesimismo e ingratitud. Para luchar contra eso, tenemos que esforzarnos en recordar los buenos momentos. Alimentar nuestra fe es un ejercicio diario. No hay mejor forma para fortalecer nuestra fe que recordar lo que Jesús ha hecho por nosotros. Pero algo más me viene a la memoria, lo cual me llena de esperanza: El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. (Lamentaciones 3:21-22) Pero algo más me viene a la memoria, lo cual me llena de esperanza: El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. (Lamentaciones 3:21-22) ¡Trae a tu memoria todo lo que Dios ha hecho por ti! Lee la Palabra y ve las maravillas que Dios ha hecho a favor de todos los que creen en él. Persigue sus promesas, anima tu corazón y vuélvete hacia la meta que es Jesucristo. Crea el b

Su Palabra es nuestro refugio

La palabra “refugio” evoca la idea de un lugar sereno, donde encontramos paz, tranquilidad y sosiego.  Es el albergue seguro que nos protege de las amenazas que la vida puede traer.  Sin embargo, el verdadero significado de esta palabra nos dirige a Jesús, que se revela como nuestro refugio supremo en los momentos de angustia.  En él encontramos protección, paz y un amor sublime que sobrepasa cualquier comprensión humana. En medio de los desafíos y tribulaciones que enfrentamos, nuestra ancla es Jesucristo.  A través del Espíritu Santo, él nos ofrece la paz que va más allá del entendimiento y la seguridad que solo se puede encontrar en él.  Es al confiar en Dios y en el refugio que él nos da, que descubrimos la fuerza para enfrentar las tormentas de la vida. La Biblia, su Palabra inspirada, es el mapa que nos lleva a ese refugio.  En ella encontramos guía, promesas y la presencia constante de Dios.  Cuando nos refugiamos en su Palabra, somos fortalecidos y guiados por su sabiduría y su

Sepulturas del deseo

Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos. (Gálatas 5:24) Después que salieron de Egipto, los israelitas comenzaron a quejarse frente a las dificultades que enfrentaban. Influenciados por un grupo de extranjeros que vivía entre ellos, empezaron a murmurar diciendo que añoraban la comida que habían tenido en Egipto.  Además, se quejaron de que ahora solo tenían maná para comer (Números 11:4-9). Por eso, Dios anunció que les mandaría carne para que comieran, lo que sucedió cuando el campamento israelita se cubrió de codornices.  Mientras ellos comían la carne, una gran plaga se esparció por el pueblo y muchos murieron.  Ellos llamaron aquel lugar "Quibrot Hatavá", que significa en hebraico "sepulturas de la glotonería" o "sepulturas del deseo" (Números 11:31-34). Muchos deseos son nocivos para nosotros y pueden llevarnos a la destrucción.  Algunos deseos de nuestra carne deben ser "crucificados"

Dedica todo tu trabajo a Dios

Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor. (Colosenses 3:23-24) ¡Tu trabajo es importante! Aunque te parezca que lo que haces no parece tener mucho impacto, tú puedes hacer la diferencia con la forma en que trabajas. Procura ser diligente, puntual, servicial, humilde y atento. Trabaja con ahínco, alegría, educación, buena disposición y amor. Sé un excelente colaborador para tus colegas, clientes y jefes. Sea en la casa, en el trabajo, en la iglesia o en tu comunidad, busca hacer siempre lo mejor en todas tus tareas para que Dios sea glorificado. Sé una luz y bendice a todos los que están a tu alrededor. Piensa en esto: tu actitud diferente hacia el trabajo atraerá la atención de las personas, creando oportunidades para el crecimiento y para hablar de Jesús. Trabaja con dedicación y Dios honrará tu trabajo Ora al Señor y dedícale todo lo