Cuando el vino se acabó, la madre de Jesús le dijo: Ya no tienen vino. —Mujer, ¿eso qué tiene que ver conmigo? —respondió Jesús—. Todavía no ha llegado mi hora. Su madre dijo a los sirvientes: Hagan lo que él les ordene. (Juan 2:3-5) Los anfitriones de aquella ceremonia enfrentaban un problema: había empezado la fiesta, los invitados estaban presentes, los novios y sus familiares celebraban, pero el vino se acabó. En aquella época, tener vino en las fiestas era como la tarta o el bizcocho en nuestros cumpleaños: algo esencial. El vino simbolizaba la alegría y no tenerlo en una fiesta podía parecer una falta de consideración hacia los invitados. María reaccionó al dilema de la falta de vino yendo a Jesús. Él le respondió con la autoridad de quien sabe que no está sujeto a las instrucciones de su madre. Él actuaría en el tiempo correcto y conforme a la voluntad de su Padre celestial. Pero María le dio un buen consejo a los siervos: "¡Hagan todo lo que él les ordene!". El...
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