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Tránslate / Traducción

Siempre atentos


Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida. Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos. Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa. Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá. (Lucas 12:35-40)

La parábola del siervo vigilante nos recuerda una verdad esencial de la vida cristiana: la necesidad de estar siempre atentos y preparados para el regreso de Cristo. Jesús nos advierte sobre lo imprevisible de su segunda venida y nos invita a vivir en atención constante. La parábola habla de siervos que esperan el regreso de su amo y son bendecidos por estar listos cuando él llega. La disposición de estos sirvientes se compara con la luz de las lámparas que permanecen encendidas, simbolizando la vigilancia continua.

El mensaje de esta parábola es claro: no sabemos el día ni la hora, y por eso debemos estar espiritualmente alerta en todo momento. A menudo es fácil distraerse con las preocupaciones cotidianas, descuidando nuestro caminar con Dios. Sin embargo, Cristo nos llama a vivir con propósito, comprometidos con su voluntad, esperando siempre su venida.

Estar “siempre atentos” no significa vivir en ansiedad, sino en fe. Es mantener un corazón alineado con Dios, actuando con integridad y vigilancia. Como servidores vigilantes, debemos estar preparados para responder al llamado de Cristo en cualquier momento, confiando en su promesa y viviendo según su voluntad.

Que todos los días renovemos nuestro compromiso de vivir preparados, manteniendo nuestras velas encendidas, esperando fielmente el regreso de nuestro Señor.

Mantente siempre atento

Mantén tu vida de oración activa y constante, buscando siempre la presencia de Dios.

Vive cada día con propósito, sirviendo a Dios en las oportunidades que se presentan, sean pequeñas o grandes.

Desarrolla una actitud de preparación espiritual, permaneciendo firme en la fe y en las obras.

Para orar:

Señor, ayúdame a estar siempre vigilante, con el corazón preparado para recibirte. Dame fuerza para vivir con propósito, fiel en tu servicio, manteniendo viva mi fe en medio de las distracciones. Ayúdame a estar atento a tu llamada, viviendo cada día en actitud de disponibilidad y esperanza. Amén.

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