Tal como el desayuno es esencial para nutrir nuestro cuerpo y prepararnos para el día, el alimento espiritual por la mañana es crucial para fortalecer nuestra fe y guiar nuestros pasos. Así como necesitamos alimento físico para sostener nuestro cuerpo, también necesitamos la Palabra de Dios para sostener nuestra fe.
Al comenzar el día profundizando en la Biblia, alimentamos nuestra mente y corazón con verdades que nos fortalecen. Un desayuno nutritivo nos da energía para las actividades diarias y la Palabra de Dios nos da sabiduría y discernimiento para enfrentar los desafíos que encontramos en el camino.
El salmista David entendió la importancia de buscar a Dios por la mañana y escribió:
Oh SEÑOR, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré ante ti
y esperaré. (Salmo 5:3)
Él reconoció que comenzar el día en la presencia de Dios era esencial para encontrar dirección y paz. Cuando nos alimentamos de la Palabra de Dios por la mañana, ponemos nuestra confianza en el autor de la vida.
Así como nos esforzamos por comer una comida saludable cada mañana, también debemos esforzarnos por alimentarnos espiritualmente de la Palabra de Dios. Hagamos de la lectura y la meditación de las Escrituras una parte vital de nuestra rutina diaria, para que podamos crecer en la fe y vivir una vida que glorifique a Dios en todo lo que hacemos.
¡Prepárate un buen desayuno! ☕
Reserva un tiempo cada mañana para leer un pasaje de la Biblia y meditar en él.
Haz una oración sincera entregándole tu día a Dios y pidiendo sabiduría.
Busca aplicar las verdades bíblicas en tu vida diaria, actuando según la voluntad de Dios.
Para orar:
Señor, cuando nos levantamos por la mañana, queremos tener hambre de ti. Que nuestro primer deseo sea de alimentarnos con tu Palabra, pues ella nutre nuestra alma y guía nuestros pasos. Llénanos de tu sabiduría y amor, para que podamos reflejar tu luz en todo lo que hacemos. Que nuestra comunión contigo fortalezca nuestra fe y nos permita vivir según tu voluntad. Amén.
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