-- Juan 6:68
¿Cuál es el motivo por el que sigues al Señor Jesús?
En la trayectoria de Jesús hubo momentos en los que las personas lo siguieron por causa de su fama y de sus muchos milagros, por los panes y los peces que multiplicó.
Eran tantas las bendiciones, que daba gusto presenciarlas ya que generaban un sentido maravilloso de bienestar.
Pero cuando Jesús predicó sobre el compromiso, la renuncia, el dar prioridad al Reino de Dios, seguir el camino estrecho de la cruz o ir contra la corriente del mundo, muchos lo abandonaron.
En una ocasión en la que muchos discípulos lo dejaron, Jesús le preguntó a los 12 si también deseaban irse.
Pedro, respondiendo por todos dijo: Señor, no hay para donde ir.
Solo en ti tenemos la certeza de la salvación.
Si sigues a Jesús solo porque deseas recibir bendiciones o porque te hace sentir bien con tu consciencia o tus emociones, todavía no has entendido bien el Evangelio.
Los discípulos que se quedaron con él descubrieron que valía la pena seguir a Jesús por las razones correctas.
No porque Jesús era famoso y hacía milagros y prodigios o porque era un buen Maestro.
¡No!
Más que todo eso, Jesús era, y es, el Salvador eterno.
Cree: ¡él quiere darte nueva vida!
La fe en la Palabra de Jesús nos conduce a la vida plena con Dios por la eternidad.
Conoce las Palabras de Vida Eterna.
Si te das cuenta de que no sigues a Cristo por las razones correctas, acércate más a él y busca conocerle mejor.
Lee, escucha y estudia la Palabra de Dios pura y simple, tal y como es.
¡Ora y confía!
Aunque parezca difícil, el andar con Dios es un camino seguro.
En él tenemos la certeza del futuro eterno.
Lee Juan 17:3 - Medita sobre lo que es la Vida eterna.
Fíjate que comienza aquí.
Está claro que cuando seguimos a Jesús somos bendecidos, sentimos alivio y nos reconforta su paz.
Pero eso no es lo principal. ¡Jesús es mejor que todo eso y es mucho más!
¡Mantente firme en el Camino!
Con Jesús vale la pena perseverar...
Para orar:
Señor, no quiero ser solo simpatizante del Evangelio.
Quiero conocerlo, guardarlo y practicarlo con fe, esperanza y amor.
Ayúdame a obedecer tu Palabra aunque parezca difícil.
Sé que el camino es estrecho, pero tu gracia me basta. Gracias,
Papá, por tu amor puro e incondicional que nos diste a través de Jesús.
Sé que él no vino al mundo simplemente para hacernos más felices aquí, sino para darnos la vida eterna.
De hecho, no vale la pena vivir sin Jesús, mi Señor.
Ayúdame, pues sé que contigo todo resultará bien. Amén
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