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Cuando te vengan buenos tiempos, disfrútalos; pero, cuando te lleguen los malos, piensa que unos y otros son obra de Dios, y que el hombre nunca sabe con qué habrá de encontrarse después. (Eclesiastés 7:14)
Es normal que intentemos controlar nuestras vidas. Hacemos planes, escogemos qué carrera o profesión seguir, con quién nos relacionamos, las cosas que compramos, nuestro cónyuge... Escogemos defender una causa, participar activamente de una comunidad, seguir unos rumbos o abandonar otros con la esperanza de dar buena dirección a nuestras vidas.
¿No es cierto? Todo parece ir bien cuando nosotros llevamos las riendas del día a día y todo sucede como queremos. Pero sabemos que no es así siempre. Dios no nos dio el control total sobre la vida. Hay muchos que solo se dan cuenta de esto cuando "en un abrir y cerrar de ojos" todo cambia...
¿Decepcionante? No. Para el cristiano que depende de Dios no debería serlo, debería verlo como un descanso. ¡Saber que dependemos totalmente de Dios en cada paso que damos trae paz al corazón! Él nos bendice en el camino y hace que se cumplan sueños. Sin embargo, debes entender que no somos de nosotros mismos sino de Dios, y él controla todas las cosas. Podemos hacer planes para una vejez larga, pero Dios es el único que sabe hasta cuándo viviremos...
Todo el futuro está bajo su control y sabemos que él nos ama. De todas formas, en la vida caminamos por fe... Entrega todos tus sueños a Jesús con la seguridad de que él llevará a cabo lo que es mejor para ti.
Entrega el control a Dios
Dios es Dios en los momentos buenos y en los momentos malos. ¡Confía en él de todo corazón!
Ora siguiendo a Jesús como modelo. Pídele al Padre lo que está en tu corazón, pero recuerda decir: "que se haga tu voluntad y no la mía", tal como Cristo oró (Marcos 14:36).
¡Su voluntad es siempre lo mejor!
Entrega todo a Dios. Terminarás exhausto si intentas cargar todo tú solo. Acércate a Jesús y recibe el alivio que él te da.
¡Descansa en Dios!
No sabemos cómo será el futuro, pero seguimos a Jesús y él tiene el mañana en sus manos.
Ten la Biblia como sustento diario. La Palabra de Dios te orientará para tomar las decisiones correctas.
Recuerda que la vida en esta tierra no es eterna. Dios es nuestra única certeza y nuestra fuerza.
Para orar:
Padre querido, la vida nos sorprende a veces con cosas buenas y alegrías, pero también trae dolores y sufrimientos. Ayúdame a confiar en ti tanto en los momentos buenos como en los malos. Enséñame a creer y tener esperanza en la vida plena que has preparado para mí. Te entrego mi futuro y todos mis planes pues te pertenezco a ti. Al final, todo es tuyo. Tú eres mi Señor, recuerda mi vida y la de mi familia. En el nombre de Jesús te lo pido y te doy gracias, amén.
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