Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda. (Mateo 5:42)
El patrón de conducta que Jesús establece es extremadamente desafiador. En diversas ocasiones Cristo exige que sus seguidores tomen decisiones muy difíciles, tales como poner la otra mejilla, orar por los enemigos, negarse a sí mismo y otras similares.
Por ejemplo, en tiempos de crisis financiera, uno de los mandamientos que más pesa es el de ayudar a aquellos que piden dinero. Naturalmente, encontramos disculpas mentales: "él va a comprar droga", "debería buscarse un empleo", "si tuviese monedas, ayudaría". Es así como evadimos ayudar a los necesitados una y otra vez.
Lo que Jesús pide es que nuestro amor por el prójimo supere nuestro apego por las cosas materiales. Si alguien nos pide una moneda o comida, nuestra voluntad de ayudar debe ser mucho mayor que nuestro deseo de economizar. En ocasiones retenemos todo el dinero que no gastamos en nosotros mismos, pero si se trata de comprar un antojo o gastar en un restaurante no lo pensamos dos veces.
¡No debe ser así! Debemos obedecer lo que Jesús dijo y buscar el bien de los que necesitan, tener amor y compasión por los que tienen menos que nosotros.
Evalúate a ti mismo
Para reflexionar: cuando alguien te pide algo, ¿actúas con generosidad o avaricia?
¿De qué manera puedes mejorar tu ayuda al prójimo?
¡Mantente preparado a tiempo y fuera de tiempo para ayudar!
Ora a Dios pidiéndole un corazón lleno de compasión.
Para orar:
Señor, Dios mío y Padre mío, pido perdón por todas las veces en las que negué la ayuda al prójimo, que bajé la cabeza con apatía y negación del bien. Que tu Santo Espíritu me capacite para hacer el bien a tiempo y fuera de tiempo y que llene mi corazón de generosidad para con todos. Agradezco al Señor Jesucristo que murió por mí para darme lo que más necesitaba, la salvación. Amén.
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