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Recurran al Señor y a su fuerza; busquen siempre su rostro. (Salmo 105:4)
Dios está siempre presente, pero el pecado nos puede alejar de su presencia. Por eso, para que Dios haga su morada en nuestro corazón, necesitamos esforzarnos por apartarnos del pecado.
El primer paso es aceptar a Cristo como Salvador. En la siguiente etapa crecemos espiritualmente. Buscando al Espíritu Santo pasamos por un proceso de santificación en el que nos apartamos del pecado.
Buscar al Espíritu Santo es recurrir al poder de Dios y a su presencia. Mientras más lo buscamos, más crecerá nuestra intimidad con Dios.
Recurre al Señor y a su poder
Esfuérzate en oración. Dedica un momento de tu día a orar y buscar la presencia de Dios.
Alimenta tu alma con la Palabra de Dios. Ella fortalece nuestra fe y nos da dirección.
Busca estar en comunión con los hermanos en Cristo. Donde hay dos o tres reunidos en su nombre Cristo está presente (Mateo 18:20).
Para orar:
Señor, tu presencia es esencial para mi vida. Haz tu morada en mi corazón y refrigera mi alma. ¡Tu presencia hace la diferencia en mi ser! Amén.
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