Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor».(Lucas 2:10-11)Cada día trae algo nuevo a nuestra vida cuando seguimos los pasos de Jesús. Nuestra esperanza se renueva en Cristo y a través de él recibimos dirección y ánimo aun en medio de los tiempos difíciles.
Esa es la diferencia más grande de los que tenemos a Jesús: sabemos que con Dios somos más que vencedores y que todo contribuye para que Dios sea glorificado.
Es en Cristo que superamos las barreras: vamos de fe en fe y de gloria en gloria.
Pero más allá de conocer las buenas nuevas de salvación, nos corresponde a nosotros anunciarlas a aquellos que todavía no han oído hablar de Jesús.
Cuando somos un canal de bendición en la vida de las personas, vivimos llenos de gozo y hacemos la obra del Señor.
Pero, cuando creyeron a Felipe, que les anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, tanto hombres como mujeres se bautizaron.
(Hechos de los Apóstoles 8:12)
Saber que estamos contribuyendo con el Reino de Dios de forma activa, nos alegra y nos da más fuerzas para anunciar la Palabra de Dios con autoridad y poder. Dios no quiere que solo guardemos su Palabra en nuestro corazón: ¡también quiere que repartamos el Pan de Vida con todos!
Anunciando las Buenas Nuevas
Esfuérzate en leer la Palabra de Dios diariamente.
Aprovecha y comparte con alguien un poco de lo que aprendiste.
Las Buenas Nuevas del Evangelio son para todos.
No las restrinjas o hagas acepción de personas.
Nuestras actitudes son una forma de anunciar la Palabra de Dios.
Da buen testimonio.
Para orar:
Señor Jesús, te doy muchas gracias por darme la salvación.
No hay nada más placentero que saber que fui salvo por ti, que me amas y que quieres usarme como un instrumento en tus manos. ¡Úsame,
Señor! Amén.
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