Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

"De acuerdo con la Biblia. ¿puedo casarme de nuevo? Soy divorciado (a)!"


Respuesta: Con frecuencia hacemos este tipo de preguntas, “Soy divorciado por tal y tal razón. ¿Puedo casarme nuevamente?” – o – “Me he divorciado dos veces – la primera por adulterio de mi esposa y la segunda por incompatibilidad. 

Estoy saliendo con una mujer que su estado es divorciada – por adulterio del hombre. 

¿Podemos casarnos uno con otro?” 

Preguntas como estas son difíciles de contestar, porque la Biblia no entra en grandes detalles en consideración a las razones para que una persona pueda o no volver a casarse después de un divorcio.

Lo que sabemos con seguridad es esto:

Dios odia el divorcio (Malaquías 2:16). Porque Jehová Dios de Israel ha dicho que él aborrece el repudio y al que cubre la violencia con su manto, dijo Jehová de los ejércitos. 

Cuidaos, pues, en vuestro espíritu y no seáis desleales.

El plan de Dios para una pareja casada, es que permanezcan casados tanto como ambos esposos vivan (Génesis 2:24; Mateo 19:6). 

Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y a se allegará a su mujer, y serán una sola carne. Así que, no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.


El único permiso específico para un nuevo matrimonio después de un divorcio es por adulterio (Mateo 19:9) Y yo os digo que cualquiera que repudia a su esposa, a no ser por causa de a adulterio, y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la repudiada comete adulterio. – y aún esto es debatido entre los cristianos de hoy.


Otra posibilidad es que un(a) esposo(a) incrédulo(a) abandone a la (al) esposa(o) creyente (1 Corintios 7:12-15). 

Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene esposa que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. 

Y si una mujer tiene a marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. 

Porque el marido no creyente es santificado por la esposa, y la esposa no creyente, por el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían impuros; mientras que ahora son santos. 

Pero si el no creyente se separa, sepárese, pues el hermano o la hermana no están sujetos a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.

Este pasaje, sin embargo, no se refiere específicamente a un nuevo matrimonio, sino más bien sólo a ser liberado de permanecer en el matrimonio. 

A mí me parecería que el severo abuso emocional, físico o sexual, sería causa suficiente de divorcio y posiblemente de un nuevo matrimonio.

Sin embargo, la Biblia no enseña esto específicamente. En este problema, sabemos dos cosas con seguridad. 

(1) Nuevamente, Dios odia el divorcio (Malaquías 2:16). 
(2) Dios es misericordioso y perdonador. Todos y cada uno de los divorcios es el resultado del pecado, ya sea de parte de un esposo o de ambos.

¿Dios perdona el divorcio? ¡Absolutamente! 

El divorcio no es menos perdonable que cualquier otro pecado. 

El perdón de todos los pecados está disponible a través de la fe en Jesucristo (Mateo 26:28; 

Efesios 1:7). "porque esto es mi sangre del nuevo convenio, que por muchos es derramada para remisión de los pecados." "En quien tenemos a redención por su sangre, la remisión de pecados según las riquezas de su gracia."

Si Dios perdona el pecado del divorcio, ¿significa que eres libre de volver a casarte? No necesariamente. 

Algunas veces Dios llama a la gente a permanecer soltera (1 Corintios 7:7-8). 

Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios; uno a la verdad de una manera, y otro de otra. 

Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo. 

El permanecer soltero no debe verse como un castigo o maldición, sino más bien como una oportunidad de servir a Dios con más libertad (1 Corintios 7:32-36), 

Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. 
El soltero se preocupa por las cosas que son del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado se preocupa por las cosas que son del mundo, de cómo agradar a su esposa.

Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella: la doncella se preocupa por las cosas del Señor, para ser santa tanto en el cuerpo como en el espíritu; pero la casada se preocupa por las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. 

Esto digo para vuestro provecho; no para poneros restricción, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os dediquéis al Señor.

Mas, si a alguno le parece que aunque también la Palabra de Dios nos dice que, “...es mejor casarse que estarse quemando.” (1 Corintios 7:9). 

Pero si carecen de dominio propio, cásense; a que mejor es casarse que quemarse. Tal vez esto se aplique algunas veces al matrimonio después del divorcio.

Así que, ¿podrías o deberías casarte nuevamente? 

No puedo contestar a esa pregunta de forma imprecisa. A última instancia, eso es entre tú, tu esposo en potencia, y lo más importante, Dios. 

El único consejo que puedo darte es que ores a Dios por sabiduría, considerando lo que Él desee que hagas (Santiago 1:5). 

Ora con una mente abierta, y pide genuinamente al Señor que ponga Su deseo en tu corazón (Salmo 37:4-5). Busca la voluntad del Señor (Proverbios 3:5-6) y déjate guiar por Él.

Ese es el mejor consejo que puedo darte.




Follow on Facebook TBM-Missions: https://www.facebook.com/roberto.bonillacea
Sitio Web Dedicado a Video: TBM-Missions TV

Comentarios

NOVEDADES

Regocijaos en el Señor

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! (Filipenses 4:4) Jesús es el motivo de mi sonrisa, porque en su presencia encuentro la verdadera alegría. No es una alegría pasajera que depende de las circunstancias, sino una paz duradera que trasciende las dificultades. En medio de las dificultades de la vida, puedo confiar en que él está a mi lado, tomándome de la mano y guiándome por el camino seguro. La sonrisa que Jesús pone en mi rostro es un reflejo de su amor inconmensurable. Cuando miro la cruz, recuerdo el sacrificio que él hizo por mí y mi corazón se llena de gratitud. Él me amó primero, incluso cuando todavía estaba perdido. Este amor incondicional me sostiene y me da fuerzas para afrontar cada nuevo día con esperanza. Las promesas de Jesús son fuentes de alegría. Él nos prometió vida abundante y en su palabra encuentro consuelo y dirección. Cuando estoy cansado, encuentro descanso en sus brazos. Cuando estoy triste, él es mi alegría. Cuando soy débil, él es mi f...

¿Qué debo hacer cuando no logro entender?

Lo secreto le pertenece al Señor nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que obedezcamos todas las palabras de esta ley. (Deuteronomio 29:29) Moisés llegaba al final de su vida. Él estaba consciente de que moriría poco después sin lograr entrar a la "Tierra Prometida". En sus últimas palabras para el pueblo de Israel, él afirmó que existen cosas encubiertas para nosotros. Son cosas que no entenderemos jamás en esta vida, pues huyen a nuestra comprensión humana. Hay tres actitudes que nos pueden ayudar a lidiar con lo que no logramos entender: Confianza - Aun cuando no entendamos lo que sucede, podemos confiar en el Señor, pues sabemos que él conoce lo que es mejor para nosotros. Obediencia - No necesitamos entender para obedecer. La confianza nos lleva a obedecer aunque no entendamos todo. Humildad - Obedecer sin comprender, también exige humildad. La humildad nos ayudará a aceptar aquello que no entendemos. Confía y obede...

¿Siervo o Señor?

Porque, ¿quién es más importante, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo es el que está sentado a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como uno que sirve. (Lucas 22:27)  El más importante entre ustedes será siervo de los demás. (Mateo 23:11)  ¿Qué prefieres: servir o ser servido? Probablemente, muchos contestaríamos que nos gustaría ser servidos. Tal vez estemos cansados de las muchas tareas diarias y deseosos de tener un momento de relax en el que otra persona nos sirva mientras descansamos. Sí, está bien recibir cosas buenas, pero no es bueno que nos enfoquemos en eso. El problema real reside en que lleguemos a considerar a Dios como un recadero que debe estar siempre listo para traer lo que solicitamos...  Alguien dijo una vez que «quien no vive para servir no sirve para vivir». El hecho es que servir es un acto de dar. Con las actividades diarias, durante nuestro trabajo, con actitudes de gentileza y con buenas acciones, servimos y somos servidos.  ...