Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día.
Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento.
(2 Corintios 4:16-17)
Jesús puede renovarte diariamente en todas las áreas de tu vida.
Pero para que eso ocurra tú debes perseverar sin desanimarte.
La ayuda bondadosa de Dios se manifiesta a través de su gracia y misericordia.
Él es el mayor tesoro que nos concede nuevo ánimo y paz integral.
Nunca olvides que el Señor está siempre en control de la vida de los que creen en Jesús.
Con él siempre habrá una salida, consuelo y refugio hasta la victoriosa gloria en la eternidad.
No dudes ni te desanimes:
No vivas condicionado por las circunstancias. Confía en Jesús a pesar de las dificultades.
La gracia de Dios es suficiente para ti. Ten la certeza de que Cristo sustentará tu fe.
Las luchas, a pesar de ser difíciles, son leves y momentáneas.
Esto no se compara a la magnitud de la gloria que vendrá en la eternidad.
Permanece firme y constante...
¡Dios no te abandonará!
Para orar:
Señor mi Dios, renueva mi fe, alegría y amor. Yo sé que Jesús puede darme la fuerza que necesito para lidiar con esta situación.
Ayúdame a proseguir rumbo a la eternidad sin desanimarme.
Quiero confiar en ti y en tu Palabra cada día.
En el nombre de Jesús, amén.
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