¡Al único Dios, nuestro Salvador, que puede guardarlos para que no caigan, y establecerlos sin tacha y con gran alegría ante su gloriosa presencia, sea la gloria, la majestad, el dominio y la autoridad, por medio de Jesucristo nuestro Señor, antes de todos los siglos, ahora y para siempre! Amén. (Judas 1:24-25)
A todos nos gusta ver nuestros esfuerzos reconocidos. Nos causa gran satisfacción cuando realizamos alguna tarea y recibimos un comentario positivo. De la misma forma, podemos sentir que son injustos con nosotros cuando hacemos algo y nadie reconoce nuestro esfuerzo.
Igual que nosotros, Dios desea que reconozcamos su obra por medio de nuestra gratitud. Él ha hecho todo por nosotros y no escatimó esfuerzos para salvarnos. Él entregó a su único Hijo para rescatarnos (Juan 3:16). Reconocer lo que Dios hizo por nosotros es el comienzo de una vida plena y llena de bendiciones. A nadie le gusta vivir rodeado de ingratitud, ni siquiera a Dios.
Por eso, muestra tu gratitud a Dios. Dale las gracias y alábale. Glorifica su nombre y recibirás aún más bendiciones. Reconocer lo que Dios ha hecho en nuestra vida abre el camino para que recibamos más bendiciones. ¡Que toda la gloria sea dada a él!
Da la gloria a Dios
Agradecer a Dios debería ser un hábito. No te olvides de incluir las oraciones de gratitud a Dios ni de reconocer sus bendiciones. Hay muchos motivos para darle gracias.
Glorifica a Dios siempre, aun cuando las circunstancias no parezcan muy favorables. Ten fe y ten resiliencia. Dios recompensará tu fe en él.
Da gloria a Dios más allá de tus palabras. Glorifica a Dios con tus buenas acciones.
Para orar:
Señor, glorifico tu nombre. ¡Tú eres maravilloso! A ti sea dada toda la gloria, majestad, poder y autoridad. Tú eres soberano en mi vida, Señor de los ejércitos. Amén.
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