Cuando una persona llega a ser cristiana, su conducta y personalidad deben pasar por ciertos cambios. Uno de esos cambios tiene que ver con el temperamento. Un cristiano debe reaccionar de una manera cristiana. No debe perder el control. Esta enseñanza trata con el problema de la ira y del mal genio. Veremos la causa básica del mal genio y aprenderemos cómo podemos librarnos del pecado del enojo. La Destructividad de la Ira El primer hombre que descubrió el poder destructivo de la ira, fue Caín. Caín y su hermano Abel, fueron los dos primeros hijos de Adán. Cuando estos hijos llegaron a ser adultos, Caín se hizo agricultor y Abel era pastor de ovejas. A Caín y Abel se les había enseñado la forma correcta de adorar a Dios. Sabían que Dios exigía la ofrenda de un animal inocente como sacrificio por sus pecados. Pero cuando llegó el tiempo de adorar al Señor, sólo uno de los hermanos obedeció a Dios. Abel trajo un cordero como ofrenda, pero Caín trajo frutos de sus cosechas
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