Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

¿Como identificar a un padre agresor?

Un padre agresor es aquel que refleja sus temores y debilidades por medio de la ira y de la agresión física y verbal. La agresión es un escudo que se pone en frente de los demás, para demostrar que no es débil, y que aparentemente tiene autoridad. 

Autoridad nunca será sinónimo de gritos y golpes. La Autoridad siempre va de la mano del amor y de la integridad en la persona. Integridad es ser uno solo, una sola pieza; en otras palabras un SI es un SI y un NO es un NO.

La agresión es producto de la misma agresión y esta genera consecuencias muy graves en nuestras vidas y en las vidas de las personas que nos rodean. Dios en su Palabra establece lo siguiente: “No devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.” 1 de Pedro 3:9. Por esta razón, el Señor no está de acuerdo con la paternidad agresora. Él no la creó. 

Deberes de todos los cristianos. (1 de Pedro 3: 8-22)
En fin, vivid todos en armonía, unidos en un mismo sentir y amándoos como hermanos. Sed bondadosos y humildes. 
No devolváis mal por mal ni insulto por insulto. Al contrario, devolved bendición, pues Dios os ha llamado a recibir bendición. 
10 Porque: “Quien quiera amar la vida y pasar días felices, cuide su lengua de hablar mal y sus labios de decir mentiras;
11 aléjese del mal y haga el bien, busque la paz y sígala.
12 Porque el Señor cuida a los justos y presta oído a sus oraciones, pero está en contra de los malhechores.”
13 ¿Quién podrá haceros daño, si vosotros os empeñáis siempre en hacer el bien? 
14 Pero incluso si por actuar con rectitud habéis de sufrir, ¡dichosos vosotros! No tengáis miedo a nadie ni os asustéis, 
15 sino honrad a Cristo, como Señor, en vuestros corazones. Estad siempre preparados para responder a cualquiera que os pida razón de la esperanza que tenéis,
16 pero hacedlo con humildad y respeto. Portaos de tal modo que tengáis tranquila la conciencia, para que quienes hablan mal de vuestra buena conducta como creyentes en Cristo, se avergüencen de sus propias palabras. 
17 Es mejor sufrir por hacer el bien, si así lo quiere Dios, que por hacer el mal. 
18 Porque Cristo mismo sufrió la muerte por nuestros pecados, una vez para siempre. Él era inocente, pero sufrió por los malos, para llevaros a Dios. Como ser humano murió, pero como ser espiritual volvió a la vida. 
19 Entonces como ser espiritual fue y predicó a los espíritus que estaban presos.
20 Estos habían sido desobedientes en tiempos antiguos, en los días de Noé, cuando Dios esperaba con paciencia mientras se construía el arca, en la que algunas personas, ocho en total, fueron salvadas por medio del agua.
21 Aquella agua era representación del agua del bautismo que ahora os salva (un bautismo que no consiste en limpiar el cuerpo, sino en pedirle a Dios una conciencia limpia); y os salva por la resurrección de Jesucristo, 
22 que subió al cielo y está a la derecha de Dios, y a quien han quedado sujetos los ángeles y demás seres espirituales que tienen autoridad y poder.



Tal vez mientras lees esta Palabra, recuerdas algún momento en tu vida donde papá entró a la casa y agredió a todos los que estaban ahí, incluyendo a tu madre; pero es bueno que sepas que lo que viste no es correcto. Y aunque no lo hagas a propósito, compares a Dios con tu papá. Dios no actúa de la misma manera. Dios no te agrede si fallas o pecas. Dios no saca su vara para darte por tu espalda, si no haces lo que Él te manda a hacer. Aunque la Biblia dice que Él corrige a los que Ama y los disciplina, no los agrede porque la agresión es productos de la ira, mientras que la corrección es producto del Amor.

No compares a un padre agresor con Dios, porque son dos cosas muy diferentes. Un padre agresor es producto de años de agresión, mientras que Dios realmente se interesa por tu formación… 


SALMO 36: 1-12. Maldad del hombre y bondad de Dios
Del maestro de coro. De David, el servidor del Señor.
La maldad habla al malvado en lo íntimo de su corazón. Jamás tiene él presente que hay que temer a Dios.
Se cree tan digno de alabanzas, que no encuentra odiosa su maldad.
Es malhablado y mentiroso, perdió el buen juicio, dejó de hacer el bien.
Acostado en su cama, planea hacer lo malo; tan aferrado está a su mal camino, que no quiere renunciar a la maldad.
Pero tu amor, Señor, llega hasta el cielo; tu fidelidad alcanza al cielo azul. 
Tu justicia es como las grandes montañas; tus decretos son como el mar grande y profundo.
Tú, Señor, cuidas de hombres y animales.
¡Qué maravilloso es tu amor, oh Dios! ¡Bajo tus alas, los hombres buscan protección!
Quedan completamente satisfechos con la abundante comida de tu casa; tú les das a beber de un río delicioso,
porque en ti está la fuente de la vida y en tu luz podemos ver la luz.
10 Brinda siempre tu amor y tu justicia a los que te conocen, a los hombres honrados.
11 No dejes que me pisoteen los orgullosos, que me zarandeen los malvados.
12 ¡Ved cómo caen los malhechores! ¡Caen para no volver a levantarse!

Dios les continúe bendiciendo


Follow on Facebook TBM-Missions:  https://www.facebook.com/roberto.bonillacea

Sitio Web Dedicado a Video: TBM-Missions TV

Comentarios

NOVEDADES

"¿Debe o no, una iglesia dar el diez por ciento de las ofrendas que recibe?"

"¿Qué dice la Biblia acerca del diezmo?" Diezmar / ofrendar debe ser un gozo, una bendición.  Tristemente, casi nunca es ese el caso en la iglesia de hoy. Diezmar es un asunto con el que muchos cristianos luchan dia a dia. En muchas iglesias locales ponen demasiado énfasis en diezmar. Al mismo tiempo, muchos cristianos rehúsan someterse a la exhortación bíblica tocante a ofrendar al Señor. Diezmar es un concepto del Antiguo Testamento. El diezmo era un requisito de la ley en la cual todos los Israelitas ofrendaban al tabernáculo / templo el 10% de todo lo que ganaban y hacían crecer ( Levítico 27:30; Números 18:26; Deuteronomio 14:23; 2 Crónicas 31:5 ).  El Nuevo Testamento en ninguna parte ordena, o aún recomienda que los cristianos se sometan a un sistema legalista de diezmar.  Pablo declara que los creyentes deberían apartar una porción de sus ingresos a fin de dar soporte a la iglesia ( 1 Corintios 16:1-2 ). El Nuevo Testamento en ningún lugar señala un cierto porcent...

El Señor nos oye en el día de angustia

Que el Señor te oiga en momentos de angustia; que te defienda el Nombre, el Dios de Jacob. (Salmo 20:1) Cuando todo parece desmoronarse y nuestras almas están abatidas, hay una promesa que brilla como la luz en la oscuridad: el Señor nos escucha en el día de la angustia. Este breve, pero profundo versículo, revela el corazón de un Dios que no es indiferente a nuestro sufrimiento. Él no se limita a observar desde lejos, sino que inclina sus oídos al clamor sincero de quienes lo buscan. El salmista habla con certeza: «Que el Señor te oiga…». Nos reconforta saber que no estamos solos cuando el miedo llama a la puerta, cuando los planes fallan o cuando se nos acaban las fuerzas. La oración, en este contexto, no es un acto religioso vacío, sino un encuentro con el Dios vivo, que nos ayuda, nos protege y nos fortalece. Y todavía hay más: «que te defienda el Nombre, el Dios de Jacob». El nombre de Dios no es solo un título. Es una expresión de su carácter, su fidelidad, su pacto. El ...

Formación Pastoral (5. Pruebas)

El líder crece en medio de las pruebas - Las diversas formas de una prueba Las tardes cálidas y llenas de placidez en familia constituían algo que nunca previó Abraham. Sara, su esposa, junto a las siervas atendiendo los quehaceres domésticos. Los negocios atravesando su mejor período y, en la mayoría de los casos, con una tendencia a crecer. Y en el inmenso solar, su hijo con otros chicos de su edad. ¿Qué más le podía pedir a Dios?. Estaba orgulloso de cuanto había acontecido en su existencia. Ocasionalmente cuando veía morir la tarde y la brisa bañaba con frescura aquél territorio, solía recordar los años de espera. Al comienzo se desesperaba pensando que jamás se materializarían en su existencia las promesas divinas. Vino luego un período que podía llamar de resignación, y por último, –por cosas paradójicas de la vida—el reverdecer de la fe tras cada nuevo encuentro con Dios quien le reafirmaba las promesas. ¿Pruebas?¿Momentos difíciles? Esos dos conceptos sonaban lejanos. Si en alg...