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PERCIBIR NUESTROS ANHELOS MÁS PROFUNDOS, SEGUNDA PARTE: LA ACEPTACIÓN

En la lección anterior vimos que una profunda necesidad interna de cada persona es considerarse a sí misma un ser humano valioso. 

Para verme como una persona valiosa, debo estar consciente de dos cosas en mi vida:
 
Primero, debo tener importancia propia. 

Esto quiere decir que debo tener en la vida un propósito lo suficientemente importante como para hacerme sentir que mi vida cuenta para algo.

Y segundo, debo tener seguridad. 

Esto quiere decir que necesito estar seguro de ser aceptado y amado por alguien importante para mí.

De nuevo, si pudiéramos escuchar los pensamientos de una persona, tal vez oiríamos algo como ésto:
 
“Para respetarme a mí misma como persona valiosa, necesito tener algún propósito en la vida. 

Necesito hacer algo importante para darle valor a mi vida. 

Pero aún si lograra esto, no es suficiente. 

Para considerarme una persona valiosa necesito ser aceptado y amado por alguien que es importante para mí”.
 
Necesitamos Aceptación
 
La mayoría de nosotros hacemos grandes esfuerzos para agradar y ser aceptados por los demás. 

Para ganar la aceptación de otros, por lo común tratamos de comportarnos lo mejor posible. Intentamos impresionar a otras personas con nuestras buenas cualidades. 

Ocultamos cuidadosamente los defectos. 

Tememos que la gente nos rechace si descubre lo que realmente somos.
 
Dios conoce nuestra necesidad de aceptación y nos ha provisto de un medio para poder ser totalmente aceptados por Él. 

¿Cómo hizo esto Dios? 

Él nos puso en Cristo. 

La Biblia dice: Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús (1 Corintios 1:30).

Porque estamos en Cristo, somos aceptados por Dios totalmente y para siempre. 

Cuando Dios nos mira, 

Él ve a Cristo. 

Él ve a Su Hijo amado y somos completamente aceptados en Él.

La Biblia dice: Para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado (en Cristo) (Efesios 1:6).
 
Tú podrás decir: “Pero, ¿qué de todos mis pecados y defectos? ¿Cómo puede Dios continuar aceptándome cuando caigo tan a menudo?”
 
Debemos comprender la diferencia entre nuestra posición y nuestra condición. Nuestra posición es la forma en que Dios nos ve en Cristo. 

Nuestra posición es siempre perfecta porque Cristo es perfecto y Dios nos ve en Él. 

La Biblia dice: Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados (a los que ha consagrado) (Hebreos 10:14).
 
Nuestra condición es la forma en que vivimos en la tierra. 

Nuestra condición nunca será perfecta en esta vida. 

La Biblia dice: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros (1 Juan 1:8).
 
Nuestros pecados y fallas no sorprenden a Dios. 

Él sabía todo acerca de nosotros cuando nos salvó y sabe todo acerca de nosotros ahora. 

Él está corrigiéndonos y disciplinándonos para hacer de nosotros lo que Él quiere. 

Pero todo el tiempo que Dios está obrando en nosotros, Él siempre nos ve perfectos en Cristo. Siempre somos“aceptos en el Amado”.
 
Necesitamos ser Amados
 
Toda persona necesita no sólo ser aceptada, sino también necesita ser amada.


Mucha gente conoce la historia verdadera que ocurrió en cierto orfanatorio, donde empezaron a morir misteriosamente bebés que físicamente, tenían buena salud. 

Nadie podía entender la causa de la muerte de criaturas tan bien cuidadas en lo físico. 

Los bebés más bonitos eran los que sobrevivían y éstos eran los que el personal del orfanatorio tomaba en brazos con más frecuencia. 

Por fin alguien observó que parecía haber una relación directa entre una cariñosa atención personal y la salud física. 

Como solución se contrataron “mamás profesionales” para atender a todos los bebés, abrazándolos cariñosamente, y frecuentemente acariciándolos con ternura. 

Los bebés vivieron.

El misterio estaba resuelto. 

Los seres humanos necesitan desesperadamente ser amados.*
 
No son sólo los bebés los que necesitan ser amados. 

Personas de toda edad necesitan la seguridad de ser amadas por alguien que es importante para ellas. 

Una adolescente escribió: En el transcurso del año pasado, tres de mis amigas intentaron suicidarse. 

La vida era demasiada para ellas. 

No podían sobrellevarla. 

El mundo las presionó al punto de hacerlas creer que su única salida era la muerte.

La soledad es universal. 

Te carcome por dentro. 

Produce un vacío tremendo, un temor a la muerte y un hambre desesperada de ser comprendida y amada. 

La soledad es una enfermedad. Duele. 

Para algunas personas llega a ser un dolor tan grande, que ellas hacen cualquier cosa para evitarla.
 
Tú puedes tener un millón de amigos íntimos y aún así sentirte solo. 

Puedes ser la persona más linda, la más popular, la de más éxito en la tierra y aún así seguir a solas. 

No importa lo que hagas, ni a donde vayas o lo que intentes ser, aún así la soledad puede comerte el corazón.

La gente solitaria necesita amor: un amor cálido, sincero y constante . . . el amor puede acabar con la soledad.
 
Ésto otra vez resalta el hecho de que los seres humanos necesitan extremadamente ser amados. 

Cada uno de nosotros lleva dentro de sí esta profunda necesidad de amor.
 
Necesitamos un Amor Incondicional Todos necesitamos ser amados. 

Pero hay una clase de amor que no llena la necesidad interna. 

Esta clase de amor se llama amor condicional, porque se entrega cuando se llenan ciertas condiciones. 

Siguen algunos ejemplos del amor condicional:


• “Te amaré SI te portas bien”.
• “Te amaré SI me haces sentir orgulloso de ti”.
• “Te amaré SI haces lo que yo quiero”.

El amor condicional no llena los anhelos internos porque estamos siempre bajo presión para conseguirlo. 

Nunca sabemos si algo que hacemos causaría la pérdida de este amor.
 
¿Qué es lo que necesitamos? 

Necesitamos a alguien que nos ame incondicionalmente, que nos ame aún cuando fallamos y cometemos errores. 

Necesitamos a alguien cuyo amor nunca cambia. Dios es el único que puede darnos esa clase de amor.

El amor de Dios por nosotros nunca cambia. 

Él nos dice: “Te amo y te amaré siempre. 

Nada podrá separarte de mi amor”. 

Esta clase de amor nos da la seguridad que necesitamos.

Algunos cristianos tienen un concepto equivocado del amor de Dios. Esperan que Dios muestre su amor dándoles todo lo que desean tener. 

Ésto es como si le dijéramos a Dios:“Creeré que Tú me amas si me dejas salirme con la mía y me das todo lo que quiero”.

Otro concepto equivocado es, que Dios muestra su amor por nosotros, protegiéndonos de pruebas y problemas. 

Aquellos que creen ésto se encontrarán con su fe sacudida cuando lleguen las pruebas y los problemas. Pueden llegar a la conclusión de que Dios ya no los ama.

La verdad es que el amor de Dios es mucho más grande y mucho más profundo que estos conceptos. Dios nos ama tanto que desea lo mejor para nosotros. Él nos está preparando para la eternidad. Por lo tanto nos permite pruebas y problemas con el objeto de que nuestra fe crezca y se fortalezca. 

Jesús dijo: En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo
(Juan 16:33).
 
¿Cómo Experimentamos el Amor de Dios?
 
¡Dios nos ama! 

La Biblia plantea claramente esta grandiosa verdad. Pero necesitamosexperimentar el amor de Dios para que se llenen nuestros anhelos más profundos. Pablo oró que los creyentes de Efeso pudieran conocer por experiencia propia “el amor de Cristo que excede todo conocimiento”.
 
Veamos algunas de las formas en que podemos experimentar el amor de Dios: Experimentamos el amor de Dios cuando lo amamos a Él.
 
Dios es una persona. Él piensa, tiene voluntad y ama. 

Aunque Él no tiene necesidad de nada, anhela recibir nuestro amor: 

Quiere que lo amemos de todo corazón.

Cuando amemos a Dios de todo corazón podremos experimentar Su amor y Sus bendiciones en nuestra vida. 

Dios dice: Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. 

Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación (Salmo 91:14–16).
 
Experimentamos el amor de Dios cuando le obedecemos.
 
El amor y la obediencia van juntos.

Jesús dijo: “Si me amáis guardad mis mandamientos”. 

El Señor Jesucristo manifiesta Su amor a aquellos que le aman y obedecen. 

Jesús dijo: El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él (Juan 14:21).
 
Experimentamos el amor de Dios en la iglesia local.
 
Uno de los mejores sitios para conocer y experimentar el amor de Dios es en la iglesia local. 

Allí podemos expresar el amor de Dios a nuestros hermanos y hermanas en Cristo y podemos disfrutar del amor de Dios que ellos nos expresan. 

El apóstol Pablo elevaba esta oración por los creyentes de Efeso:
 
Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento . . . (Efesios 3:17–19).
 
Debemos Creer en el Amor de Dios
 
Debido a los efectos del pecado en nuestra vida, a veces hallamos difícil creer que Dios realmente nos ame. 

A Satanás, nuestro enemigo, le gusta confundirnos y hacernos dudar del amor de Dios.

Le gusta especialmente atormentarnos cuando de alguna manera le hemos fallado a Dios. 

El diablo pone en nuestra mente pensamientos como éste: “Dios ya no te ama. Eres un fracaso. Dios no ama a gente como tú”.
 
La verdad es que Dios sabía todo acerca de nosotros cuando nos salvó. Ha visto lo peor de nosotros y a pesar de ésto, nos amó tanto como para dar a Su Hijo por nosotros. 

La Biblia dice: Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8).
 
Si Dios me amó, me buscó y me trajo a Sí Mismo cuando yo era un rebelde, enemistado con Él, desde luego no va a dejar de amarme ahora que le pertenezco.
 
Un consejero cristiano relató el incidente que sigue: Hace poco hablé con una señora cristiana que estaba segura de que Dios ya no le amaba. 

Se sentía insegura y su comportamiento durante los últimos años por cierto me hubiera hecho rechazarla. 

Afortunadamente ella tenía a Alguien más fiel y más amoroso que yo, de quién depender. 

Le pedí que leyera Romanos 8:32-33. 

Ella lloraba mientras que iba comprendiendo lentamente la certeza de que nunca lograría que Dios dejara de amarla aunque se dedicara el resto de su vida a ese fin.*
 
Lo que debemos entender es ésto: El amor y la aceptación de Dios no dependen de mí, de lo que soy o de lo que hago. 

Yo soy amado y aceptado EN CRISTO. Cuando fallo por completo y estoy afligido por mi fracaso, puedo decir: “Señor, yo sé que Tu amor por mí es tan profundo y maravilloso como siempre. 

Todavía estoy EN CRISTO y Tú me has aceptado para siempre en Él. Aunque he pecado, mi posición ante TI es aún la misma. Aún me amas y me aceptas en Tu Hijo amado”.
 
La Biblia nos dice con toda claridad que absolutamente nada en este mundo o en el venidero podrá separarnos del amor de Dios en Cristo. 

Pablo escribió: Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Romanos 8:38–39).


Ninguna de estas cosas jamás podrá separarnos del amor de Dios, porque Él nos ama en Cristo Jesús. 

No sabemos por qué Dios nos escogió entre millones de personas en el mundo y por qué derramó Su amor en nosotros. 

Pero la Palabra de Dios nos dice que Él nos escogió en Cristo antes de la fundación del mundo. Somos uno con Cristo. Dios nos ama con el mismo amor con que ama a Su propio Hijo amado.

 El Señor Jesús dijo: Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado (Juan 17:23).

Habrá momentos en que podremos SENTIR que nadie nos ama, ni aún Dios. Pero los sentimientos no son realidades. 

Caminamos por fe en la Palabra de Dios y no por nuestros sentimientos. 

Creamos por lo tanto a Dios. Con sentimientos o sin sentimientos, lo que Dios dice, ¡ésa es la verdad! 

El apóstol Juan dijo: Nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. 

Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él
(1 Juan 4:16).




Es honra del hombre evitar discusiones, mas cualquier necio puede iniciarlas.(Provided by Reina Valera - revsión 1995, texto). Proverbs 20: 3. Power by TBM Missions

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