¿Estás listo para un cambio?
¿Cuántas veces hemos sido derrotados por un mal hábito, una pésima actitud o una perspectiva equivocada?
- Hacemos promesas de mejorar.
- Le pedimos a alguien que nos ayude, rindiéndole cuentas.
Pero, en el fondo, sabemos que no tenemos la voluntad ni la capacidad de cambiar.
- Podemos hablar, hacer planes, leer libros de autoayuda,
¡pero nos resulta difícil vencer y controlar muchas de las cosas de nuestro interior!
¡Felizmente, Dios conoce nuestra debilidad, y también el remedio!
La Biblia dice: «Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio…» (Gálatas 5:22-23).
La única manera de tener dominio propio es dejar que el Espíritu Santo nos controle.
Es decir, nuestro enfoque no debe ser el esfuerzo, sino la consagración: vivir cada momento en sumisión al Señor, confiando en Él y no en nosotros mismos.
Es decir, nuestro enfoque no debe ser el esfuerzo, sino la consagración: vivir cada momento en sumisión al Señor, confiando en Él y no en nosotros mismos.
Pablo señala que este es el significado de «andad en el Espíritu» (v. 16).
¿Estás listo para un cambio?
Puedes cambiar porque Dios está en ti.
- Al entregarle el control, el Señor te ayudará a producir el fruto de su semejanza.
Hermanos, hermanas...oremos:
"Señor, necesito tu poder para poder cambiar y crecer. Me entrego a ti. Ayúdame a entender cómo ser sumiso para ser lleno de tu Espíritu, te lo pido en el nombre de Jesus, Amen."
A Dios le interesa más nuestra consagración a Él
.....que nuestras habilidades.
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