Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

¡Despierta la alabanza!

Aclamen alegres al Señor, habitantes de toda la tierra; adoren al Señor con regocijo. Preséntense ante él con cánticos de júbilo.
Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo, y somos suyos.
Somos su pueblo, ovejas de su prado. (Salmo 100:1-3)

¡Dios es digno de alabanza en todo momento!

Alabar a Dios no es simplemente cantar, sino admirar, tener el corazón rebosante de gratitud y conmovido por la bondad del Señor. 

Esto implica decir cosas buenas («bendecir»), hablar con sinceridad sobre lo que se siente por Dios, reconociendo la bondad y el señorío de Jesucristo.

La alabanza no es la consecuencia de una vida estable y sin problemas, sino la respuesta de un corazón que ama a Dios a pesar de las dificultades.

Si todavía no tienes el hábito de alabar a Dios en todo tiempo, 

¡despierta! 

Formas parte de su pueblo y él cuida de ti. 

Reflexiona sobre eso y responde de corazón poniendo en práctica la actitud de alabar.

Despierta tu corazón para alabar.

Reconoce al Señor en tu vida y despierta la alabanza para que brote de tu alma.

Mira a tu alrededor y piensa en todo lo que tienes. 

¡Alaba a Dios por sus misericordias cada día!

Deja la murmuración y la antipatía. 

La alabanza te hará ser más agradecido y agradable a Dios y a todos los que te rodean.

El reclamo no trae ningún beneficio, así que cambia de actitud. 

Alaba a Dios con alegría y con agradecimiento.

Lee el Salmo 100. 

En el versículo 5 vemos por qué debemos alabar a Dios.

Transmite a otros gentileza, confianza y alegría. 

Los que alaban a Dios emanan su fe, amor y esperanza.

Haz de la lectura bíblica, la oración y la alabanza los motores que te motiven cada día. 

Definitivamente, tu día será más bendecido y feliz.


Para orar:
¡Alabado sea tu nombre, oh Dios! 

Anhelo que mi corazón reconozca siempre tu grandeza y tu excelencia. 

Ayúdame a estar siempre agradecido por quién eres y por todo lo que has hecho por mí. 

Gracias por todas las bendiciones y por este nuevo día de vida. 

Tú eres Señor, eres bueno y tu amor leal dura para siempre. Amén.

Comentarios

NOVEDADES

LA UNIDAD DE EL CRISTIANO: Estudio Bíblico

¿CON QUÉ AUTORDAD? “Mas no ruego sólo por estos, sino también por los que han de creer en mi por la palabra de ellos, para que todos sean uno. Como tu, oh Padre, estas en mi y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tu me enviaste” ( Hechos 17:20-21 , LBLA). INTRODUCCIÓN Este pasaje del evangelio según Juan capitulo 17:20-21 muestra claramente cuál es la voluntad de Dios en cuanto a la clase de unidad que Dios desea de los creyentes. Animo a todos los lectores a que presten mucha atención a este tema ya que es uno de mucha importancia. Les animo a que practiquen los siguientes tres pasajes Bíblicos ( Hechos 17:11; 1 Tesalonicenses 5:21 & 1 Juan 4:1 ). Espero que después que haya leído estos pasajes usted crea lo que dice la Biblia y no lo que yo digo. Lo que siempre debe de importarnos es lo que dice Dios y no lo que los hombres, y sus doctrinas enseñan. La unidad del cristiano es un tema muy importante a considerar. Dios desea que Su pueblo este...

No le des la espalda a Dios, por tu propio bien!

No te expongas al peligro, por tu propia voluntad Muchos sabemos lo que es estar en una situación difícil, cuesta arriba  o en una pendiente muy inclinada y resbaladiza, ya sea por agua, lodo,  hielo o cascajo suelto. Hace años atrás, hablaba con un amigo y hermano en cristo, acerca de las entonces dificultades y obstáculos que un cristiano suele enfrentar en su diario vivir. Cuando alguien usa estas palabras  «estoy en una situación difícil y no quiero fallarle a Dios»  para tratar de evitar un paso en falso, aunque sea pequeño, en una dirección peligrosa, entendemos muy bien la advertencia. Sentimos ansiedad por una decisión que, de pronto, podría colocarnos en un terreno perjudicial (peligroso). Muchos también sabemos que la Biblia describe los caminos resbaladizos en los que terminamos cuando deliberadamente le damos la espalda a Dios. El profeta Jeremías se refiere a aquellos que voluntariamente ignoran el peligro real, la palabra d...

No confundas los desafíos con derrotas

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. (Juan 16:33) En la vida es común enfrentar momentos en los que todo parece desmoronarse. Las puertas se cierran, soplan vientos contrarios y el alma se siente abatida. En momentos así, muchos confunden el desafío con la derrota. Pero es importante entender que el desafío es una parte esencial del crecimiento, no el final del viaje. Los desafíos nos moldean, nos fortalecen y nos acercan a Dios. Nos enseñan a confiar más, a orar con más fervor y a depender completamente de la gracia de Dios. Cuando David se enfrentó a Goliat, fue un desafío, no una derrota. Cuando José fue vendido por sus hermanos y arrojado a la cárcel, fue un proceso, no el final de la historia. Dios nunca prometió una ausencia de luchas, pero garantizó su presencia constante en medio de ellas. Él convierte el desierto en un camino y el dolor en un propósito. Si hoy estás enfrentando algo difícil,...