Ir al contenido principal

Tránslate / Traducción

Jesús, el León de Judá

Jesús es conocido como el León de la tribu de Judá. Esa poderosa referencia nos revela la majestad, fuerza y autoridad que él posee. 

Cuando hablamos de un león, inmediatamente nos viene a la mente un animal bravo, valeroso y dominante. 

¡Así es nuestro Señor Jesús!

Jesús, el León de Judá, es el que venció a la muerte y ganó la victoria para todos nosotros. 

Su voz es como un rugido que estremece cielo y tierra. 

Su amor es feroz e inquebrantable, capaz de rescatarnos del pecado y reconciliarnos con Dios.

Cuando miramos a Jesús como el León de Judá, recordamos que él es nuestro defensor, el que pelea por nosotros. Él no solo nos protege de los ataques del enemigo, sino que también nos capacita para enfrentar la adversidad con valentía y fe.

Inspírate con el León de Judá.

Fortaleza: Así como un león es fuerte y valiente, debemos revestirnos de la fuerza que viene de Cristo.

Osadía: un león no tiene miedo de enfrentar los desafíos. 

Asimismo, debemos ser audaces en nuestra fe, proclamando el evangelio y siendo testigos del amor de Jesús en medio de nosotros.

Autoridad: Así como el rugido de un león impone respeto, debemos ejercer la autoridad que Cristo nos ha dado sobre las obras del enemigo. 

No permitamos que el mal triunfe.


Para orar:

Querido Jesús, León de Judá, fortalécenos, danos osadía y autoridad para vivir como verdaderos discípulos, dando testimonio de tu amor a todo el mundo. 

¡En tu nombre, mi Señor, amén!

Comentarios

NOVEDADES

Regocijaos en el Señor

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! (Filipenses 4:4) Jesús es el motivo de mi sonrisa, porque en su presencia encuentro la verdadera alegría. No es una alegría pasajera que depende de las circunstancias, sino una paz duradera que trasciende las dificultades. En medio de las dificultades de la vida, puedo confiar en que él está a mi lado, tomándome de la mano y guiándome por el camino seguro. La sonrisa que Jesús pone en mi rostro es un reflejo de su amor inconmensurable. Cuando miro la cruz, recuerdo el sacrificio que él hizo por mí y mi corazón se llena de gratitud. Él me amó primero, incluso cuando todavía estaba perdido. Este amor incondicional me sostiene y me da fuerzas para afrontar cada nuevo día con esperanza. Las promesas de Jesús son fuentes de alegría. Él nos prometió vida abundante y en su palabra encuentro consuelo y dirección. Cuando estoy cansado, encuentro descanso en sus brazos. Cuando estoy triste, él es mi alegría. Cuando soy débil, él es mi f...

¿Qué debo hacer cuando no logro entender?

Lo secreto le pertenece al Señor nuestro Dios, pero lo revelado nos pertenece a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que obedezcamos todas las palabras de esta ley. (Deuteronomio 29:29) Moisés llegaba al final de su vida. Él estaba consciente de que moriría poco después sin lograr entrar a la "Tierra Prometida". En sus últimas palabras para el pueblo de Israel, él afirmó que existen cosas encubiertas para nosotros. Son cosas que no entenderemos jamás en esta vida, pues huyen a nuestra comprensión humana. Hay tres actitudes que nos pueden ayudar a lidiar con lo que no logramos entender: Confianza - Aun cuando no entendamos lo que sucede, podemos confiar en el Señor, pues sabemos que él conoce lo que es mejor para nosotros. Obediencia - No necesitamos entender para obedecer. La confianza nos lleva a obedecer aunque no entendamos todo. Humildad - Obedecer sin comprender, también exige humildad. La humildad nos ayudará a aceptar aquello que no entendemos. Confía y obede...

Conectado con Dios

En el mundo acelerado en el que vivimos, es fácil quedar atrapado en las redes sociales, los juegos, la música y todas las distracciones que nos ofrece la vida moderna.  Pero como cristianos, es esencial que recordemos este versículo: Clama a mí y te responderé; te daré a conocer cosas grandes e inaccesibles que tú no sabes. (Jeremías 33:3) La tecnología nos permite estar conectados con el mundo, pero a veces nos olvidamos de conectarnos con Dios. Él siempre está dispuesto a escuchar nuestras oraciones, responder nuestras preguntas y revelarnos maravillas que van más allá del entendimiento humano. La oración es nuestra conexión directa con Dios. Conectarnos con Dios no significa abandonar nuestra vida cotidiana, sino que lo incluimos en todos los aspectos de la misma. Al comenzar el día con oración, dar gracias por sus bendiciones, buscar su guía en tiempos de duda y compartir su mensaje de amor y esperanza con los demás, estamos verdaderamente conectados con Dios. A medida que bus...