
El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.
(Isaías 9:2)
La Navidad es más que el recuerdo de un nacimiento ancestral. Es el anuncio de que el verdadero Rey ha llegado al mundo de forma inesperada. En lugar de un trono, un pesebre. En lugar de una corona, simples pañales.
Jesús nace como el cumplimiento de las promesas de Dios a su pueblo. En Jesús, la historia encuentra su punto de inflexión. El reino que anunciaron los profetas comienza pequeño, casi imperceptible, pero lleno de vida. La buena noticia de la Navidad es que Dios está restaurando lo perdido e inaugurando un nuevo futuro para toda la creación.
Hoy celebramos no solo el nacimiento de un niño, sino el comienzo de una nueva realidad para todo el mundo. ¡Feliz Navidad!
Para ponerlo en práctica hoy:
Detente un momento, cierra los ojos y simplemente di: «Jesús, gracias por venir por mí». Deja que esta gratitud calme tu corazón.
Para orar:
Jesús, gracias por venir a reinar con amor y verdad. En esta Navidad, anhelo que mi corazón se abra a tu reinado y que mi vida refleje tu luz. Amén.
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