Hoy día, la apariencia se ve como algo primordial en la sociedad.
Estar bonita y bien arreglada es casi una obligación.
Para mantenerse «en la moda» es necesario tener recursos e infelizmente, eso es algo que no todos tienen.
Tener una buena apariencia puede ser importante, pero hay un límite: la apariencia es superficial y pasajera.
La belleza estética puede lograrse con recursos y productos, pero la belleza verdadera no se alcanza con dinero.
Esa belleza no viene de la hermosura, sino de las buenas acciones.
Una mujer temerosa de Dios siempre será elogiada y será una referencia para todos.
El temor del Señor es el principio de la sabiduría (Proverbios 9:10) y una mujer sabia edifica su casa (Proverbios 14:1). Busca atraer los ojos de Dios y sé una referencia suya para los demás.
Bella a los ojos de Dios
Recuerda que la belleza es pasajera, pero la sabiduría nos hace todavía más bellas.
Evita usar la belleza como criterio para una amistad o relación.
Las apariencias engañan.
Dios nos protege como a la niña de sus ojos. ¡Búscalo!
Para orar:
Señor, muchas gracias por tu cariño.
Me siento como una princesa en tus manos, protegida y amada.
Quiero aprender más de ti y crecer espiritualmente. Amén.
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