Familia, hermanos en Cristo, y amigos que nos acompañan:
Sin embargo, nuestra fe nos llama a levantar la mirada y a glorificar a Dios en este momento, sabiendo que Él tiene el control de todo.
Estamos, juntos, para dar gracias por una vida que fue un verdadero testimonio de lucha y una fuente de amor incondicional.
🌟 Sabemos que la vida de nuestra hermana Yolanda fue una constante batalla.
(La Iglesia en Casa): Queridos familiares y amigos que la cuidaron: Damos gracias a Dios por el amor incondicional y el servicio sacrificial que ustedes entregaron. Hoy, recordamos su vida como una lección de que el valor de una persona reside en la grandeza de su espíritu y la profundidad del amor que fue capaz de dar y recibir.
🕊️ El Descanso y la Paz Eterna
Nuestro corazón tiene la certeza de que [Yolanda Hernandez] ha recibido su liberación. Ella ya no sufre. Está descansando de la batalla terrenal. Podemos decir con gozo y con lágrimas que Dios ha cumplido Su promesa.
Estamos, juntos, para dar gracias por una vida que fue un verdadero testimonio de lucha y una fuente de amor incondicional.
🌟 Sabemos que la vida de nuestra hermana Yolanda fue una constante batalla.
Ella enfrentó grandes desafíos, en su salud, la necesidad de un cuidado y atención constantes aunque su condición física limitó su capacidad de congregarse y compartir físicamente con nosotros en la iglesia o la comunidad, estoy seguro que ella esta a cuentas con Dios y con los demas.
Y es precisamente aquí donde la luz de su espíritu brilló más intensamente: Su Espíritu y su Fe Personal: Damos gracias a Dios por haberle dado una fe que no dependía de un lugar, sino de una conexión íntima en su corazón con El.
(La Iglesia en Casa): Queridos familiares y amigos que la cuidaron: Damos gracias a Dios por el amor incondicional y el servicio sacrificial que ustedes entregaron. Hoy, recordamos su vida como una lección de que el valor de una persona reside en la grandeza de su espíritu y la profundidad del amor que fue capaz de dar y recibir.
🕊️ El Descanso y la Paz Eterna
Nuestro corazón tiene la certeza de que [Yolanda Hernandez] ha recibido su liberación. Ella ya no sufre. Está descansando de la batalla terrenal. Podemos decir con gozo y con lágrimas que Dios ha cumplido Su promesa.
Ella ha dejado atrás el dolor y la enfermedad, y está en un lugar mejor, en la paz de Cristo, aguardando esa recompensa eterna prometida a aquellos que la amaron y que lucharon con fe. Esto nos da paz: Dios tiene el control de todo. Él la sostuvo en su debilidad y ahora la ha recibido en Su gloria.
A la familia, a mi querida esposa: Que el consuelo de Dios sea su refugio. Ustedes demostraron un amor y una devoción extraordinarios. Su vida y su fe fueron extraordinarias, y ese legado de amor vivirá en cada uno de ustedes.
Mantengamos nuestros ojos puestos en el Señor, nuestra esperanza inquebrantable.
Sabemos que en estos momentos de vacío, solo podemos encontrar verdadero consuelo en Dios. Él nos promete que "Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación" (Mateo 5:4). Creemos que Yolanda ya está en ese lugar de paz que Él preparó para ella.
Señor y Padre nuestro,
Gracias por la vida de Yolanda. Gracias por el tiempo que nos permitiste tenerla, por cada lección, por cada alegría. Hoy, con dolor, la entregamos a tus brazos. Te pedimos que selles con tu paz el corazón de mi esposa, de sus hermanos, y de toda la familia y amigos. Hoy te la entregamos, libres de sufrimiento y en perfecto descanso.
A toda la familia, a los amigos y a todos los que la amaron.
Fortalécenos para seguir adelante, sabiendo que Tú tienes el control y que un día nos reuniremos con ella en Tu presencia.
En el nombre de Jesús, Amén.

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