Sin embargo, como está escrito: «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman». Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios. -- 1 Corintios 2:9-10
¿Alguna vez te has sentido maravillado por algo que viste o escuchaste?
Hay melodías preciosas que han sido eternizadas en la historia, como por ejemplo, el Réquiem de Mozart u otros clásicos. Pinturas, paisajes de lugares tan asombrosos que nos dejan sin respiración. También podemos ver actitudes o escuchar mensajes que nos llenan el corazón de satisfacción.
Hay momentos especiales en la vida que nos marcan y quedan grabados en nuestra memoria: oír el 1er "te amo", las primeras palabras de los hijos, ver la ecografía del nuevo bebé, la realización de un sueño esperado...
A pesar de todas las cosas impresionantes que hay en el mundo y de todas las cosas maravillosas que leemos y recibimos por medio de la Palabra de Dios, él todavía nos reserva muchas sorpresas preciosas para el futuro.
¿Has pensado en eso?
No, nosotros no logramos imaginar cómo será cuando se manifieste en su totalidad la gloria de nuestro Dios... Son cosas no habladas e inimaginables las que Dios ha preparado para aquellos que lo aman. ¡Vale la pena confiar y permanecer firme en esa esperanza eterna!
¡Dios es sorprendente!
¡Cree en la Palabra de Dios!
A través de ella conocerás cada vez mejor al Señor. Ora y pídele ayuda a Dios para confiar en sus promesas.
¡Él es fiel y cumplirá!
Da gracias a Dios por su Palabra que nos motiva y nos anima cada día.
Cuando pases por momentos difíciles o situaciones sorprendentes, recuerda que, sobre todo, Dios ha preparado algo mucho mayor de lo que jamás has experimentado.
Ten la certeza de que el Espíritu Santo de Dios está presente contigo. Él te revela trozos maravillosos de los planes del Señor.
Para orar:
Señor mi Dios, muchas gracias por tu Palabra que se renueva cada día y alimenta mi fe. Gracias porque tu amor me alcanzó y por eso hoy puedo amarte a ti también y testificar sobre tu bondad. ¡Tú eres fiel, Señor! En mi vida he visto y oído muchas cosas maravillosas, pero nada de eso se compara con lo que tú has preparado para la eternidad contigo. Ayúdame a confiar en ti y a permanecer firme en tu amor. En el nombre de Jesús, amén.
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