
Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. (Hechos 1:8)
¿Has visto alguna vez a un padre impotente ante su hijo? Cuando él trata de cumplir con su deber de ayudarlo, aconsejarlo o imponerle límites, fracasa por completo porque su hijo no le da ninguna autoridad. Sin autoridad, no puede cumplir con su deber.
Lo mismo sucede con nosotros cuando leemos que debemos evangelizar, llevar la Palabra de Dios hasta los confines de la tierra o a nuestro vecino. La verdad es que sin el poder que recibimos del Espíritu estamos destinados a fracasar. Pero es por el Espíritu Santo que somos capaces de cumplir la voluntad de Dios en el mundo, solo a través de él.
El Espíritu nos da poder y autoridad. A través de él podrás enseñar la Palabra a tu hijo y al prójimo en la iglesia. Por él podrás echar fuera la presencia del maligno y podrás conocer también los pensamientos de Dios (lee 1 Corintios 2:16).
Solo a través de él
¿Alguna vez has sentido la presencia del Espíritu Santo en tu vida? Busca la intimidad con él, invócalo en la oración.
Entiende que tienes la autoridad y el poder del Espíritu para predicar el evangelio. ¡Cumple con tu deber!
El Espíritu es tu compañero y protector de vida, ten paz con él en tu corazón.
Para orar:
Señor Dios y Padre, te pido que me perdones por descuidar al Espíritu Santo. Quiero tener intimidad con el Espíritu y dejar que guíe mis acciones todos los días. Quiero escucharlo y sentirlo en mi corazón para tener paz y seguridad en el Señor. Sé fuerte y poderoso en mí, Espíritu Santo de Dios. En el nombre de Jesús, amén.
Comentarios
Publicar un comentario