
Entonces ellos salieron y predicaron que la gente se arrepintiera. (Marcos 6:12)
En una parábola de Jesús, él enseña que el reino de los cielos es como un gran tesoro. Quien lo encuentra escondido en un terreno, vende todo lo que posee para adquirir el terreno y, en consecuencia, el tesoro allí enterrado. De hecho, el reino de los cielos es como un gran tesoro, ¡una fortuna de gran valor!
Cuando Jesús enseñó esa parábola, quería mostrar cuán felices debemos ser al encontrar el reino. Sin embargo, su objetivo no era que pensáramos que ese tesoro era exclusivo, secreto y selecto. ¡En otros pasajes encontramos que debe ser compartido!
Los apóstoles tuvieron el privilegio de encontrar primero ese tesoro, de sentarse a los pies de Cristo todos los días. Aun así, no se lo guardaron para sí mismos, sino que lo compartieron con otros. No pienses que la iglesia es un club secreto que te sirve a ti ya tus intereses. Ve y comparte el evangelio, trae gente al maravilloso reino de Dios.
¡Sal y predica!
Reconoce el valor de la salvación en Cristo Jesús.
Mira a tu alrededor: ¡todas esas personas necesitan ese regalo de gracia!
Anímate y comparte el evangelio.
Para orar:
Señor Jesús, ayúdame a reconocer el valor de tu salvación. Mi Señor, dame valor para compartir tu evangelio con mis amigos, colegas y familiares. Te lo pido de todo corazón en el nombre de Jesús, ¡amén!
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